Google+ Raúl Acosta: Invasión nacional en Rosario

domingo, 13 de abril de 2014

Invasión nacional en Rosario

Mirada desde el sur

(Publicado en diario El Litoral, 13 de abril de 2014)

La ciudad de Rosario fue ocupada el miércoles 9 de abril de 2014 por fuerzas conjuntas de Policías Portuarias, Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y fuerzas locales y provinciales que ayudaron. La situación fue consensuada con el señor gobernador, Antonio Bonfatti, quien elogió el silencio en que se mantuvo el operativo. Motivo: la lucha contra el narcotráfico y la narcosociedad (esto último es de mi cosecha).

Señales hubo, una nota anterior con mi firma hablaba de desatendida y desalambrada, distraída. Una ciudad, una provincia. Debo corregirme. “Parecían” distraídas tanto la provincia de Santa Fe como la ciudad de Rosario, pero es evidente que se estaba gestando esta ocupación que acaso concluya -atención con esto-, que acaso concluya con la entrada victoriosa de la generala en jefe de las FF.AA. de Argentina, la comandante Cristina Elizabet Fernández, viuda de Kirchner.

La entrevista a Antonio Bonfatti, de página entera, aparecida el domingo 6 de abril en el diario porteño La Nación, explicitó claramente el pensamiento actual del gobierno de la provincia. Allí se refería que las relaciones con el gobierno nacional eran muy buenas. Se mencionaba a ministros y funcionarios judiciales (Gils Carbó, por ejemplo). Cualquiera, repito, cualquiera sabe que elogiar a los ministros nacionales es elogiar a Cristina, porque la sumisión a la decisión presidencial es absoluta; elegidos por ella, todos sus funcionarios dependen de su mando y nada se hace sin su consentimiento. Bonfatti, con buen tino, no la nombró, pero elogió a sus funcionarios, el mensaje es el mismo.

Si la señora viene para el 20 de junio el discurso será otro. Ya no dirá en voz baja a su tropa, mientras habla la intendenta Mónica Fein, la frase clave: “Vamos por todo”. Acaso diga como “Bordolino”, aquel personaje de una publicidad de vino tinto: “Retornamos triunfadores, retornaremos triunfadores”.

Es evidente que la viuda avanza sobre el total del país para dejar una opinión en estos 18 meses, opinión popular que alivie su tránsito a Calafate o París, según se decida hasta 2017, año en que comenzará su operativo retorno, soñando que ella es Bachelet, Macri es Piñera y el 2019 su año de retorno para 8 años de gobierno triunfal. De cómo sean estos 18 meses hará más o menos ilusión el plan Cristina estadista y prenda de paz de los argentinos. Ejem.

A la ciudad le hace bien que las tropas de ocupación hagan eso, se ocupen de los territorios tomados por los drogones, los jefes de los drogones y los capitalistas de los drogones, conectados con policías y funcionarios, más abogados y agentes inmobiliarios, vendedores de autos, jefes de barrabravas, en fin... la sociedad narco desplegándose.

A la ciudad le hace bien porque respira. Hay calles -algunos funcionarios del transporte lo saben bien- que ya no se podían usar. Depósitos y oficinas que habían quedado en territorio enemigo. Ése es el punto.

La sociedad siempre entendió que a los de la sociedad narco se los debía combatir como a enemigos, en una guerra. La sociedad estaba en guerra y lo está. Los funcionarios provinciales, disciplinados tras un sueldo, nunca vislumbraron una guerra real. Sucedió.

Hay quienes llegaron al gobierno sin entender nada de una policía heredera del sargento Chirino, que compartía el burdel con Juan Moreyra, más el juez, la Vicenta, el comisario y el estafador de la taba culera, funcionarios que no entendieron aquella policía corrupta que robaba a los quinieleros y jamás vislumbraron el siglo XXI, la droga, la trata de niños y mujeres. Oscuras economías que facilitaban dineros y comprometían tropas propias han sido uno de los elementos básicos de esta situación. Sola y desamparada, así solía encontrarse la sociedad argentina. En algunas provincias aún se encuentra en esa situación.

Queda fuera de foco el discurso que indicaba que por cambiar el sistema judicial los narcos se rebelaban. Los narcos vinieron a tomar una sociedad y para defenderse, esa sociedad está en guerra y es por eso que hay tropas de ocupación. El cambio en el sistema judicial, atrasado, enaltecido, discutido y emparchado, es una cuestión. La guerra contra los narcos es otra.

¿Qué queda de nuestros amores? Charles Trenet en una de las más bellas canciones de amor y nostalgia del siglo XX sostiene que el amor queda en fotos viejas y recuerdos, pero que es imposible retornar. ¿Qué quedará de nuestros amores políticos para cuando se pida saldo a lo sucedido en el miércoles 9 de abril? Las fotos inevitables incluirán la casa del gobernador baleada, Berni en ropa de fajina y, se supone, a CFK entrando triunfadora en una sociedad recuperada para el bien (va de suyo que la sociedad narco es el mal).

Será también inevitable una foto doble tamaño de CFK. Después vendrá el momento de hablar de votos. De amores. De nostalgias. Después.

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