Google+ Raúl Acosta: Otro señor 5

lunes, 19 de enero de 2015

Otro señor 5

Miguel Ángel Toma, ex Secretario de Inteligencia, habló en La Vereda de Enfrente


-Usted en algún momento, más allá que sigue en la política, fue jefe de la SIDE y fue Secretario de Inteligencia en el 2003. Época convulsionada de Argentina. Veníamos del desastre de De la Rúa y había que reacomodarse. ¿Cómo está mirando esta jornada en la República Argentina?

Con gran preocupación. Creo que como todos los ciudadanos argentinos. Con mucha pena porque la muerte de un hombre como el fiscal Nisman no sólo nos afecta por la pérdida de vida humana, sino también por la pérdida de un excelente funcionario judicial, sin lugar a duda de un alto contenido ético en toda su conducta y un excelente profesional.
Yo he tenido oportunidad de conocerlo muy bien a través de la tarea, e incluso a tener una gran confianza dentro de un trabajo compartido. Realmente lo que ha pasado es muy duro para todos y un golpe institucional muy fuerte. Y yo creo que estamos frente a un asesinato. No sé si el gatillo lo apretó un fundamentalista o un terrorista fundamentalista, si lo apretó un sicario o si lo apretó la propia víctima, pero creo que estamos frente a un hecho de sangre, inducido, intencional, sobre la base de querer tapar la investigación porque estaba comprometiendo a los máximos niveles de poder en Argentina.

-¿Cree usted que la muerte de Nisman frena lo tremendo que es haber dicho “la Presidente está incursa en un delito y voy a probarlo con las declaraciones y con las acusaciones”? ¿Cree usted que se sale de eso?

Evidentemente la denuncia y cuando va a dar las pruebas frente al Congreso, en la víspera, es muerto. De manera que queda claro, insisto, más allá de la responsabilidad material del que haya sido, evidentemente estamos, como en esas películas de Ford Coppola, donde el padrino termina matando al testigo antes de que llegue a poder su testimonio. Me parece que eso es típico de una conducta mafiosa que, por otro lado, lamentablemente en Argentina parece que ya nos estamos acostumbrado a eso.

-Usted fue Jefe de la SIDE, que era Servicio de Inteligencia del Estado. ¿Cree usted, en ese mecanismo John Le Carré, que nos convence que de algún modo hay una especie de conspiración internacional manejándose y que el Mossad y la CÍA están metidos en esto?

Absolutamente no. Creo que siempre este gobierno ha intentado descalificar toda investigación sobre sus propios actos, intentando desde una posición ideológica vincular esas denuncias a la acción de la sinarquía, entre comillas, de los grupos monopólicos o de los servicios de inteligencia que responde al Mossad o a la CÍA. En fin, son el intento siempre de descalificar esas investigaciones. Yo no puedo garantizar que a la inversa, que toda la investigación, más allá a la denuncia de Nisman, las previas sobre el caso AMIA, han sido de una seriedad y una consistencia tan grande que dejó tan en evidencia que la responsabilidad era de Irán y de sus funcionarios, y la ejecución era por parte de grupos de Hezbolá; evidentemente era previsible cualquier reacción descalificatoria de esta naturaleza. Y a esto se le agrega el hecho de la denuncia de Nisman, en el sentido que estábamos frente a un nuevo intento de desviar la investigación para desincriminar a Irán, queda claro que si acá hay alguna participación o conjura internacional para inducir o tener injerencia en esta investigación, no proviene precisamente de los servicios que desde el relato se intenta descalificar, sino que provienen básicamente de los principales imputados, que es el fundamentalismo, que hoy tiene en Irán una de sus expresiones, no la única porque están floreciendo demasiadas expresiones en el mundo islámico, como puede ser Al Qaeda.

-Y la posición oficial argentina acercándose a las miradas internacionales de Venezuela y de Irán, ¿cree usted que también ha tenido su influencia en esta situación en la que estamos?

Sin dudas. Todo esto deriva en una decisión de alinear a la Argentina internacionalmente detrás de lo que usted acaba de señalar. Pero no solamente en términos de discriminar, también hay fuertes sospechas de cosas tan graves como estas, como es la triangulación, vía Venezuela, del desarrollo de tecnología nuclear que desarrolla Irán. De esto hay sobradas sospechas internacionales. Es decir, no es un hecho aislado el querer desvincular a Irán para comprar energía barata a cambio de granos. Hay un desligamiento geopolítico que vuelve de nuevo a incluso a exportar tecnologías, que son un momento central para el desarrollo de un conflicto donde, si el mundo fundamentalista y las organizaciones terroristas tienen Estados que tienen capacidad de desarrollar tecnología nuclear y puedan utilizarla, estamos frente a una realidad que coloca al mundo en una situación de extrema gravedad.

-El compañero Aníbal Fernández ha tenido diversos sitios de trabajo en los Ejecutivos, y a lo mejor compartió con usted un momento. Pero usted compartió algún momento con este hombre Stiusso y que al parecer, decía Aníbal Fernández, era el jefe de Nisman, ubicando peyorativamente a Nisman. Sobre esto, ¿cuál es su mirada?

En primer lugar, Stiusso fue subordinado mío y uno de los hombres de la Secretaría que trabajaron intensamente en la investigación de la causa AMIA, que terminó en el informe AMIA, que hicimos en el año 2003, y sobre el que se basó las investigaciones posteriores de Nisman y los pedidos de captura internacional que pidió el juez Canicoba Corral. Stiusso es un excelente cuadro de inteligencia y un excelente oficial de inteligencia. Y como todo oficial de inteligencia tiene como premisa en su conducta la subordinación. Evidentemente suponer que Stiusso podía condicionar a Nisman, que era el jefe de la investigación, es solamente un intento descalificatoria, como dije antes, de querer embarrar la cancha queriendo manejar un poder que la denuncia de Nisman sea simplemente una pelea en el bajo fondo del espionaje, cuando en realidad de lo que se trata es de una denuncia que tiene más de dos años, casi tres años, de investigación, y en las cuales el propio fiscal dijo que una de los que colaboraba era el ingeniero Stiusso, pero no era el único; y además él mismo dijo que ni el 20% de los elemento que traía Stiusso eran incorporados a loa causas. De manera que esa descalificación o ese intento de descalificar a Nisman o descalificar a Stiusso son parte de la misma metodología de defensa, realmente muy pobre y muy triste, que hace el gobierno de su propia gestión.

-Precisamente en aquellos años, 2001, 2003, años convulsionados en Argentina, hay un personaje que viene en la política muy puesto, que es Beliz, y junto con él el fiscal Quantín, que fueron borrados del mapa con acusaciones que ahora uno hasta tiene olvidadas. ¿Tienen algo que ver esas acusaciones con el espionaje?

No, el problema de las denuncias fue un error muy claro por parte de Beliz, porque pone en superficie y revela el nombre de agente, al cual, con absoluta arbitrariedad, lo hacía responsable de las desgracias que eran consecuencias de sus propios errores de la gestión de gobierno, y la decisión de separarlo la había tomado el propio Presidente Néstor Kirchner. Usted no se olvide que el propio Nisman señaló que él, cuando asume la responsabilidad de la investigación de la causa AMIA, porque se abre la fiscalía especial para investigarlo, quien lo pone a disposición de Nisman a Stiusso es el propio Néstor Kirchner, porque dice que es el hombre que más conocía de la causa. Cosa que es efectivamente cierta-. De manera que nadie puede intentar ahora desde el kirchnerismo echar sombra o sospecha sobre Stiusso cuando fue el propio Néstor Kirchner el que lo pone a cargo como principal colaborador de Nisman.

-Cuestiones personales ahora. ¿Qué está haciendo usted? ¿Está cómodo? ¿Tiene las espaldas tranquilas? Hay gente que dice que los que pasan por el servicio de inteligencia terminan cuidándose las espaldas. ¿Cómo es su vida en ese sentido?

Mi vida es absolutamente normal. No tengo custodia, salgo a comer con mi familia, mis hijos. Sé que no puedo viajar a determinados lugares del mundo, porque con ocasión del informe AMIA en el año 2003, yo soy objeto de una fatua, que es una orden emitida por el supremo tribunal religioso del Irán, que me condena a muerte por ser un traidor al Islam. Pero bueno, más allá de esos detalles, mi vida es absolutamente normal.

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