Publicado en el diario La Capital, 26 de diciembre de 2016
Està cada vez mas claro que la repercusión de la TV porteña en invierno tiene imanes mas fuertes para el espectador golondrina, el ocasional, el de ”verano”, en plazas del interior del país que en la zona atlántica.
El triunfo de “Escenas de la vida Conyugal” (Darin) primero y “Parque Lezama” después (Brandoni / Blanco) pone a MDQ (en años anteriores allí hicieron temporada veraniega con éxito de público) en un platillo de la balanza, en el otro platillo las obras que genera el Tinelli Show con las figuras que movieron el rating en el invierno que, esas si, de risa fácil, hagamos una selfie y adiós, sirven para llenar salas en el país con eje en las sedes cordobesas.
A Córdoba , geográficamente mas en el centro del país que MDQ, se llega desde 300 km a la redonda por rutas lindas y feas que traen turistas de varias provincias. Acumula tonadas y modismos de diversos sitios. Viven menos de 100.000 habitantes de padrón/censo. Es un fenómeno sociológico a estudiar, en serio, cómo se acomodan los miles que llegan y que, obvio, exceden cualquier cálculo racional.
A MDQ se viene en un vuelo rasante (por una autopista) que trae a todos los habitantes posibles que provienen del conurbano bonaerense básicamente. Hay 17 millones de habitantes entre la ciudad y la provincia porteña, a los que se agrega el componente de la pampa húmeda (nosotros). En MDQ votan (padrón electoral) mas de 600.000 argentinos y circulan, con diversas formas de la comodidad, 3 millones de personas desde diciembre a Semana Santa. Es un fenómeno que tiene múltiples abordajes y una conclusión final:” y… es así”. Nadie puede asimilar el burrito, el arroyo y la peperina al mar y las aguas saladas, el viento y el paisaje. Nada es igual.
Nada es semejante, excepto el sentido: desenchufémonos. Es evidente que es distinto el desenchufe. Y que la propuesta del divague y la selfie con la figurita de moda en la televisión invernal está dispuesto a quedarse para siempre. Da ganancias y listo.
A poco que se mirara la cartelera teatral marplatense previa a navidad (bastante raleada hasta navidad) se advertía que obras con sustento habían decidido sostener su oferta junto al mar.
“Casa Valentina”, un texto mundial de Harvey y Fierstein, con la versión castellana y argentina de Masllorens y González Del Pino, asoma como una de las ofertas gruesas del verano. “El otro lado de la cama”, otra receta mundial, adaptada a la música y actores locales viene de probarse en Buenos Aires y en el interior. Allí la base.
Apuestas grandes dos. Pachano, aquel que después de los Botón Taps se volvió mediático y un espectáculo con la “lizy” Tagliani configuran dos incógnitas muy diferentes. ¿Qué chispa queda en Pachano? Pergaminos hay muchos. ¿Puede una figura mediática como Tagliani “cortar entradas”?. Dudas hay muchas.
Todo es cuestión de fe y esperanza, como decía Daniel Scioli, que no se lo menciona por la ironía (solamente) sino porque hizo escuela lo suyo, esto es, publicidad oficial con números artísticos en la costa. La cartelera es nutrida y acaso, solo acaso, la diferencia se resuelva en que no haya exageraciones en los contratos, pero eso se sabrá cuando termine la temporada y el periodismo decida enfrentar a la “angelada” gobernadora porteña.
Todos, o casi todos, han decidido las rigurosas 59 funciones del verano arrancarlas el 29 de diciembre, con todo resuelto (casa y comida).
Tal vez la oferta para el lagrimón y la sorpresa sea encontrarse con señoritas que siguen siendo eso, señoritas, en el corazón de muchos. Toparse con ellas en el Atlas, desde el 2 de enero, será una prueba dura para la nostalgia, el ayer y los suspiros. Aguirre. Salomón. Smith. Alan. Dal. Timoyko. Peyrou. Villanueva y Pons se reúnen con un título que las define: “Extinguidas”. Veremos.
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