Google+ Raúl Acosta: Perón se está muriendo

lunes, 16 de octubre de 2017

Perón se está muriendo

Perón se está muriendo 

En estas elecciones de medio término, además de los cargos, se juega la sobrevida de Perón al que pusieron en agonía en 2013. Ese 54% no fue magia fue el flautista de Hammelin. La flautista.

Es cierto que el 1 de julio de 1974 Perón murió . No murió joven y su tiempo, desde el 4 de junio de 1943 hasta la fecha mencionada, fue de protagonismo esencial.

También es cierto  que este protagonismo avaló cuestiones muy difíciles y peligrosas. Mucho más cierto que en su nombre se hicieron cosas terribles y otras magníficas. Todos los adjetivos los reúne y esta Argentina es, en buena parte, su absoluta culpa. Hay otros con culpas concurrentes. Muchos. Ninguno de tamaña envergadura . No podemos, realmente, hablar del país sin tener en cuenta a Perón a quien , al parecer , sus propias criaturas intentan matar en el imaginario.

Hoy gobiernos y empresarios discuten leyes laborales con un poder gremial que es su absoluta creación . Los sindicatos argentinos, su modo de afiliación, sus reclamos, su participación en la vida política directa del país los vuelve particulares. No es el gremialismo argentino similar a ningún otro. Ya la sola existencia de la CGT única y obligatoria, una decisión de Perón, es concurrente a la dura crisis del país desde que la inflación se disparó, la  economía fuera de la ley creció y, a la par, el poder político  se corrompió absolutamente. No todo en un día. No con inocentes en bando alguno. Todos con su cuota parte de los desequilibrios existentes.

Toda conversación con los gremios, y su fenomenal poder de veto a las decisiones socio político económicas que se tomen, supera ya las  reivindicaciones gremiales, se ha entendido que el poder del trabajo tiene que tener participación en las decisiones políticas. En todas. Si las decisiones las toma un poder corrupto es muy sencillo entender que el poder gremial participa, en modo completo, del problema. El problema es la corrupción estructural. No se ubica la fecha de comienzo, se advierte el grado de descomposición al que se arriba. Una estación más. No la última.

Digámoslo. El poder político vigente es intrínsecamente corrupto y la dirigencia gremial  es parte indispensable del poder político. Más claro, si lo prefiere. Un líder gremial enriquecido solo es posible si el entramado del sistema político jurídico lo acepta, lo permite, se asocia, lo avala.

Un presidente de un hiperpresidencialismo (legado indiscutible que se aprovecha) y un líder gremial enriquecido pueden hablar sin traductor solo si practican el mismo idioma.

Peron, al construir verticalmente el poder gremial lo asoció al poder, deviene del poder político, a él responde. y en él se sujeta. Devenido de un líder militar todo el "movimiento peronista" , en cualquiera de sus versiones, es piramidal. Un jefe. No incomodó a nadie el mecanismo, a todas luces injusto, de pactar con uno que representa a todos. El poder gremial es la matriz peronista que cruzó la glaciación y trae a los mamuts al siglo XXI.

La estructura política tiene malformaciones genéticas. La gremial también . Deberíamos asumir, es hora, que no hay modo de confrontar el mañana sin definir qué hacemos con el pasado que seguimos construyendo, leyéndolo, releyéndolo, resolviendo como si allí estuviese el mañana. Claro que lo está, pero no como solución sino como antecedente. Todos venimos del ayer y juntos deberíamos hacer un mañana. La restauración del pasado como objetivo. Eso horroriza. Aliena. Sucede. No tiene salida. Es un cul de sac. Lo ingrato es saberlo y quedarse. Una sola explicación.  Queremos esa visión de la vida. Esa vida. Estamos conformes. Así somos. Como dice la vieja  sicología. El que  participa pertenece. No salimos y resulta fácil la suposición. Con los mismos ingredientes se fabrica la misma composición.

Aquella situación a la que Perón accedió, al mundo occidental del final de la Segunda Guerra Mundial, no existe. La actualidad no tiene esos protagonistas ni aquel destino. Ya sucedió . Ni el lenguaje, ni los actores, ni los objetivos particulares son los mismos ni, Neruda dixit, nosotros somos los mismos.

Un gremialismo que entienda la sociedad según aquellas ventajas, necesarias para buscar justicia social inexistente, pone en la agenda de mañana el país del 4 de junio de 1943. Algún almanaque está desincronizado. Los desequilibrios existen, se producen por  diversos orígenes y se buscan soluciones específicas. No está congelada la solución. No somos aquellos ni tenemos esos problemas.

Hoy el trabajo y el capital, en el siglo XXI tienen una discusión mundial y Pickety es bastante claro. Los que mas tienen son cada vez menos y los que nada tienen son cada vez más. Leer lo que nos pasa alejado del contexto quita referencias y realidades.

Para algunas cuestiones del sistema negamos la interdependencia, esencial al cuerpo social. Hay un mundo en las redes. Nosotros estamos en las redes. Una linterna ilumina un túnel, no alumbra en internet ni es luz posible en la aldea global. Circulan dirigentes portando linternas en el siglo XXI .

El peronismo fue una estrategia, una adecuación, una necesidad, una coyuntura que se consolidó porque a todos convenía mantener a Carl Schmit a mano y re significarlo. Sostener el peronismo fabrica cada vez más anticuerpos. No se va a una semblanza de aquel líder sino a una degradación.

Sus actuales representantes no actualizaron aquello, sino que se aprovechan de un esquema de lealtades. No se busca aquella justicia social. Los desequilibrios existentes no están siquiera analizados por los actuales representantes que, en la mayoría de los casos, impiden una democracia interna. Hay otra distribución del trabajo. Es la segunda revolución industrial. Los señores feudales fuera una realidad en una época y un error histórico en siglo XXI. No solucionan los problemas. Nadie opera con una navaja y alcohol como anestésico. Hoy no.

Si el peronismo fue una coyuntura fenomenal que produjo un salto societario que diferenció Argentina claramente, un avance que permitió crecer de un modo sostenido y diferente, nada justifica la esclerosis con la que convivimos al sostenerlo en sus técnicas de atropello. Lo sostienen aquellos que no pueden escapar a esa lógica bifronte y al liderazgo paternalista como la solucion en el club, el gremio, las agrupaciones políticas y el país. Hay más. Hoy lo fogonean aquellos que, con las ventanas abiertas a otras realidades, más oportunidades, nuevas coyunturas, pasan por ser los que compiten con el peronismo cuando en realidad se aprovechan. Son, por lo menos, sospechosas las voces de una oposición innúmera que suscriben el diálogo o la reivindicación de un peronismo a secas. ¿Cuál?

El peronismo promovió igualdades. También revanchas. La respuesta actual es revancha que se lleva puesta la igualdad declamada. Alto costo para la sociedad. Se hace efectivo todos los días. Argentina paga cash su rémora doctrinaria. A los iluminados, a los aprovechados, a los primeros que vieron la fisura y siguen la flecha del tiempo les conviene la liturgia. Los peronistas que reivindican el ayer parecen esos curas que piden la misa en latín y recitan de espalda a los creyentes en su fe y en su dios.

Perón decía:" conozco una sola clase  de hombres, los que trabajan". Insistía en que cada hombre debia producir, al menos, lo que consumía. En Argentina somos 40 millones y la universalización de las comunicaciones informa claramente. Hay 7 mil millones de habitantes. Tomar dimensión del tamaño es tomar conciencia.

La más importante creación de Perón ha sido su columna vertebral. El poder gremial. La primera discriminación positiva del país la decidió el peronismo cuando ordenó que un tercio de sus candidaturas legislativas fuesen para el movimiento obrero. Ja. Es este mismo movimiento el que sumiso y/o abyecto y/o acomodaticio las renegoció. Sumemos. Los peronistas que hoy no trabajan para la otra  discriminación  positiva, una mujer un hombre, según padrón en cada lista, no trabajan para ése concepto. Discriminan. Mal. Muy mal.

La más importante creación de Perón atrasó 50 años los sindicatos de base, los de ideologías internacionales y los directamente anti sistema. El poder político negociaba más fácilmente - aún lo hace- con un aparato gremial con el que comparte facilidades.

Los analistas dominicales, seguramente distraidos, olvidan este objetivo de la sociedad. Equilibrar cargas, culpas, negocios con el poder gremial. El 40% de la economía en negro es un negocio compartido. Muy difícil negarlo como imposible su solución sin Estado y Sociedad  adaptándose. Un 40% en negro es ese porcentaje fuera de las coberturas sociales, fuera de la justicia social. ¿Que peronismo es el que lo acepta?

El peronismo se apropió del diálogo con todas las formas del gobierno e impide  salidas que no incluyan a sus líderes, si fuese un estado revolucionario impediría otras cuestiones, sus prioridades no serían declaraciones reformistas y fondos secretos. Hoy no hace falta una revolución, no en términos militares, resultaría imposible en su ejecución. Una evolución conceptual es la salida. Parece imposible. La transfiguracion de Perón resulta necesaria al status quo.

Los analistas teóricos, los de la cajita de cristal, omiten la realidad diaria. El poder del trabajo dentro de la sociedad. Los diferentes cruzamientos de empresas, capitales, proyectos, estado y representantes sindicales. Simulan que no existen. Analizan al atardecer sin usar los datos del día.

Toda vez que un dirigente se alza contra estos aparatos, esta maquinaria, la pregunta  de la burocracia y el sistema de poder pactado es el costo personal del actor, en caso de integrarlo o, también, el valor real de su disidencia. Nuevamente la frase. El que participa pertenece.
Miremos estas elecciones como un paso, un paso más. Los estrategas están pensando de que  modo, secuenciado e incoloro, inodoro e insípido, llevan a Perón hasta el olvido. Ni mal ni bien. Acaso sea necesario. Citar su cuerpo de órdenes y/o sugerencias dogmáticas y convivir con la división del trabajo, la injusticia social  y las distorsiones que da la extrema pobreza resulta excesivamente mentiroso. Nos hace falta una utopía a los argentinos. Una que dure más de dos años y pueda explicarse en 140 caracteres.

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