Volvé a escuchar mi editorial en #LaVeredaDeEnfrente
martes, 31 de julio de 2018
"Ruso, Sampaoli, Messi, Tapia, Angelici" Ruso Verea y @BigoteAcosta en #LaVeredaDeEnfrente
Volvé a escuchar la nota con Norberto "Ruso" Verea en La Vereda de Enfrente, Radio LT8 de Rosario.
"El juicio por jurado es una falacia" el abogado Gustavo Feldman con @BigoteAcosta
Volvé a escuchar la nota con el abogado Gustavo Feldman en La Vereda de Enfrente, Radio LT8 de Rosario.
Turco #AntesQueMeOlvide
Publicado en el diario La Capital el 31 de Julio
En el siglo pasado, de donde todavía venimos mas del 75% de los habitantes de Argentina, había definiciones sociales que resolvían discusiones.
Ese 75 % es una cifra que disminuye biológicamente y sin remedio. Para nosotros “turco” era un genérico, identificaba a diversos grupos sociales. Agrupaba regiones. Simplificaba.
En realidad en el siglo XX, en Argentina, las identificaciones sociales genéricas tenían relación con las corrientes migratorias y la simplificación. Los italianos eran” tanos” o “gringos”. Los españoles “gallegos” o “vascos” y había Suizos, Judíos, Rusos, Turcos, Alemanes y poco mas. El mestizaje, los nacidos de la primera cruza de indios y españoles integraban el “criollo”.
Los diminutivos acompañaban a los hijos. El rusito, el galleguito. Nadie pedía ficha de filiación ni pasaporte en mi barrio y según la fonética se acomodaban. Así conocí polacos a quienes les decían “rusos blancos” y las diversas formas de los nativos de Yugoeslavia, acaso uno de los últimos y mas desgarradores conflictos: el de los Balcanes.
En Rosario hay, sin embargo, un emblema que pocos atienden y que define aquello que alguna vez se dijo: crisol de razas. Crecida, sobredimensionada, recluída y ahora, aparentemente, revalorada con luces y favores en la circulación, Calle San Luis, en un sector del centro de la ciudad define que la convivencia es cierta y duradera. Todos llegados a trabajar y vivir para siempre en estos pagos. Es calle San Luis el mas claro sitio de la paz duradera, la del trabajo.
Tal vez eso que fue el origen, la llegada por un puerto común, con necesidades semejantes y esperanzas similares (una vida mejor) puso a todos en un mismo sitio. El primer paso, el pie de igualdad para empezar a caminar Argentina, provincia de Santa Fe, Rosario.
El grotesco, el género argentino del teatro, define a las ciudades, el tiempo malo y la esperanza lejana de los inmigrantes y son los Discépolo quienes abordan el asunto. Mateo. Stéfano. El relojero. El Organito con Enrique Santos, su hermano, ayudando a Armando en algunos textos. Todo el teatro rioplatense se define por las angustias de los inmigrantes.
Desde 1903 que “M´hijo el dotor”, del uruguayo Florencio Sánchez, define el perfil nacional y la movilidad ascendente como el mandato familiar. Convendría reparar que, escrita en 1903, Sánchez era un adulto crecido en el siglo anterior y advirtió que el de su adultez, el siglo XX, era un siglo “problemático y febril”, como diría Discépolo en la década del 30. Que el mandato era afirmarse socialmente.
El verdulero de mi barrio, con el carro de 4 ruedas y el caballo cansino (“el flaco Rocín”, dice otro poema, en este caso de Manzi) se llamaba Camel Said. Fue durante mucho tiempo verdulero ambulante con las paradas fijas, que el caballo tenía memorizadas.
Durante un tiempo desapareció y un hijo, el mayor, atendía las paradas con menos confianza y menos “ al fiado” que el padre. Al año retornó. Había salido con la valija a vender “peines, peinetas, jabón, jabonetas…” como decía el chascarrillo sobre los vendedores ” a campo, puerta a puerta” con las valijas y la esperanza intacta. Se reía porque en un sitio al que llegó con sus valijas a vender, donde también pasaba su carro de verdulero, un nene al reconocerlo le dijo a la madre: “·mamma, mamma, don Camel anda de turco…”
Al estudiar algunas materias con un muchacho de Oberá, Misiones, Juan Epifanio su nombre, uno de los tantos que se pagaba los estudios jugando al fútbol en las ligas rurales cercanas, en la casa de calle Dorrego 279, hoy desaparecida, tenía amistad con otro estudiante llamado Salomón Esquinazi. Crónico habitante de esa casa de estudiantes finalmente un día se recibió y volvió a su provincia. Esquinazi, por lo poco que se, también es un genérico. “Entre los siglos II y VII, sucesos históricos de toda índole y variables externas a internas al quehacer comunitario dispersaron a los judíos por territorios de Europa, Asia y África, conformándose así las comunidades de judíos ashkenazim y sefaradim".
Por mi amistad con Salomón (hablábamos de comidas, yo le contaba de mi abuela, el de la suya que su madre le decía y que él no había conocido personalmente, pero que también fumaba) los otros estudiantes decían que yo era turco, ya que turcos les decían, en aquellos años del 1960, en algunos sitios de Misiones, tanto a unos como a otros de los que llegaban de sitios tan lejanos. Para ellos yo era “turco” como Salomón, pero al no ser rosarigasino no era “ajero”. En aquellos años los rosarigasinos que llegaban a esa provincia tan especial, llegaban a vender las ristras de ajo y volver, después, con frutas en destartalados camiones de dos días de viaje.
Aprendí una lección de vida en aquellos años. En la segunda oportunidad que me dijeron “turco” me di vuelta y respondí. La vieja sicología tenía razón. El que participa pertenece. Aún me sonrío. Yo he sido “turco” alguna vez. No se nota y no dolió.
lunes, 30 de julio de 2018
El actual gobernador de Santa Fe, Roberto Miguel Lifschitz, va transitando su tercer año de mandato con espaldas que usa, en algunos casos y que ignora en otros.
Publicado el 30 de Julio de 2018 en El Litoral
La mas importante espalda es la encuesta permanente que actualiza mensualmente e indica que el “me quiere mucho” y “me quiere” supera el 45% neto. Si se le agrega el “mas o menos” y se le quita el “andate Miguel” el gobernador duerme tranquilo y lo mejor: camina tranquilo el tercer año y, si tiene agallas, decidirá la lista de Diputados provinciales (dije la palabra exacta: decidirá) y el armado de las diputaciones nacionales. En buen romance: el quien, donde, cuando y porqué del FPCyS y sus restos… humeantes o gloriosos, eso se verá.
Fue una decisión errónea la de Contigiani. Hay culpables. Bonfatti (Titular PSP) dice “ni” y Lifschitz asume el error. No construye, no suma, tal vez termine su bloquecito dentro de algún espacio casi K. Contigiani le quitó espaldas a los dos. Básicamente al socialismo y a la Juventud Socialista. Solo en la Universidad quedan militantes. El resto son empleados. Burocracia no es militancia.
El socialismo, como tal, tuvo una espalda que comenzó con Héctor Cavallero concejal, luego intendente y allí, exactamente allí el crecimiento del secreto socialista. Hermes Juan Binner y la salud rosarigasina.
Sigue ése éxito. Tal vez el mas perdurable. Rosario y el aborto. El caso del aborto y sus leyes torcidas, del misoprostol que fabricamos en laboratorios en la provincia, sea un penal que se niegan a aprovechar. Rosario es el sitio y este es el punto: el gobernador recorre barrio tras barrio, foto tras foto, dinero tras dinero a la nave madre. En todos estos actitos su foto. Como decía Mignogna: “quien quiera oir que oiga”. Mas clarito, perder Rosario es perder todo, hay mas de 900 puestos políticos de primera categoría que desaparecerían (en la provincia 3500) y toda la orgánica se resentiría. Catástrofe final.
Bonfatti no puede hacer eso, sus números en Rosagasario no son los del Gobernador. Antonio Bonfatti no es espalda del gobernador y la inversa es el sueño del “bonfattismo”. Conozco pocos casos de políticos que prestaron espaldas. Perón lo sigue haciendo a cualquiera que diga “viva Perón” y Binner sale cada vez menos en las fotos. No hay mas.
Hay capitales propios en otros sitios. Omar Perotti arranca con el 30% del padrón debido a su base: el peronismo y debe sumar el 8% de votantes amistosos que confíen en él y la gobernación está próxima. No asusta a los asustadizos y solo debe frenar el ímpetu de los ávidos que quieren ya un gabinete y el cargo. Já. Primero la liebre, después la cacerola. No soy de colgarme medallas pero digo: agradezco a los muchos colegas amigos y no tanto, quienes leen esta columna y recuperan opinión y visión, para eso se escribe. Ninguno de nosotros inventó la pólvora y los que lo hicieron (los chinos) están en otra cosa. Comprando frigoríficos, terminales portuarias, empresas de agroquímicos. Otra escala.
El Pro tiene tres. José Corral, Federico Angelini, el “Equipo de Reconquista & Avellaneda, la Bolsa de Comercio de Rosario, una Fundación Libertaria, los empresarios portuarios y los empresarios de la salud, junto a un ministro nacional conocido” (largo título para no ofender a nadie) imaginan otro candidato. El tercero. Un buen gerente. Puede fallar diría Tu Sam.
Desde Cambiemos, desde PRO Cambiemos una cosa era en enero 2018 otra será en noviembre 2018 y adelanto concepto general, válido para todos: la foto del 24 de diciembre de 2018 es la foto que servirá para los votos de julio de 2019. ¿Se entiende? Sano, sin muertos en el placard y con discurso coherente. Eso es lo que se verá al año siguiente. Vigilemos la foto de PRO Cambiemos de diciembre de 2018. Allí se sabrá si le quitan espalda a Lifschitz (porque crecieron) o lo dejan de gran elector.
No quitan directamente espalda al gobernador, definen una de las tres patas de las elecciones del 2019 (se insiste: elecciones en setiembre de 2019 como muy tarde, avisen a colegas que imaginan esto como un zafarrancho nacional en “Oktubre” que ni los Redondos de Ricota arreglarían).
Con lo que quede del radicalismo (chequera y avidez burocrática mediante) Lifschizt tiene la lapicera para armar, el bastón de mando y el protocolo. Allí está el desfalco de PRO Cambiemos, no podrán mentir mas. Se quedan o se van del FPCyS.
Desde Buenos Aires quieren quitarle espaldas clavando puñales en la víscera sensible (bolsillo, presupuesto, qué otra).
Hay quienes sugieren una alianza con peronistas irredentos o sectores de izquierda vocingleros y sin votos. Esas no son espaldas, ni siquiera espaldas ideológicas, son negocios de los partidos individuales que no saben cómo seguir en la nómina. Hay muchos partidos individuales en Rosagasario. Ante fuerzas serias no tienen futuro. Ante un desmadre crecen. Es mas, quieren cobrar caro su participación ideológica.
Sugiero una espalda mas. Ya se equivocaron groseramente con las invitaciones en el homenaje al Brigadier. No equivoquen la reunión necesaria ante despojo en el presupuesto nacional 2019. Vernet, Reviglio, Reutemann, Binner, Bonfatti, Lifschitz. Todos gobernadores. No hay denuncias por corrupción, hay una idea federal. Oferto eslogan. Para salvar Santa Fe. Es una foto. Fabricaría espaldas. Demostraría generosidad. Capacidad de político que es mas que administrador. Ojalá.
"Maldonado, milicos, aborto" editorial del @bigoteacosta en #LaVeredaDeEnfrente
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Fúlmine #AntesQueMeOlvide
Publicado en el diario La Capital el 30 de Julio
La palabra esdrújula define el personaje, porque no es algo que fulmine a alguien sino un sujeto llamado así:
Fúlmine.
Fúlmine es un personaje creado por el dibujante, humorista y editor argentino Guillermo Divito, que lo publicó en su revista Rico Tipo. Es mas que obvio que se inspiró en personajes de la vida real.
Yeta. Mufa. Jetatore. Mala sombra. Cada sociedad tiene, entre sus características, acusar por sus males a alguien. Aceptar que el yerro es propio es muy difícil. Siempre el mal viene de fuera y es eso: es un mal, nunca ineptitud, ignorancia, fallas propios.
En tono menor este es el personaje: Fúlmine. A veces la sociedad termina cometiendo injusticias colectivas, pero ese es un tema para los que miran la historia y escriben y re escriben, re inventan y acomodan. En la cosa menuda, propia, popular, cada barrio tenía su mufa. Hoy seríamos castigados socialmente por acusar a alguien de esas cosas que eran y no eran, pero existían… ejem… y existen.
A un periodista ya desaparecido, menudo, de anteojos y con la virtud de saber hablar inglés fluidamente y, por eso, con mas viajes y mas coberturas a extranjeros anglo parlantes, lo acusaban de eso, de “mufa”. Un “Fúlmine”.
Cuando Perón en Gaspar Campos se reunió con varios periodistas, incluído Jacobo Timermann entre otros, estaba este personaje a quien, en la jerga, para nombrarlo sin nombrarlo (nombrarlo traería / trae la mala suerte) le decían “Robert Mitchum”, se lo citaba con elnombre y el apellido del conocido actor. Al jovencito que en la cabina de Télam en la esquina de Gaspar Campos, Télam cubría las 24 horas de Perón le dijeron: Perón esta con Villarroel, Timerman y Robert Mitchum y, en su impericia, no hizo la traducción y el parte de la teletipo (si, teletipo de línea, punto a punto, otros tiempos, otras técnicas, demasiada vetustez informática para explicarlo todo en una sola nota) salió a las redacciones, también a las embajadas y sitios que necesitaban estar informados de Perón en Vicente López, Argentina, con esa lista de invitados a una charla.
“Confirmen presencia de Robert Mitchum” fue la desesperada señal de retorno de todas las agencias internacionales de noticias. La mala pata la fabricó la atribución de mala pata y el yerro, de carácter mundial, no fue su culpa… o si… pero está entre sus mayores contribuciones a “fulminar” una noticia.
En lo personal con este personaje mi recuerdo es otro. De cómo un ciego le gana la batalla de las miradas. Lo esperábamos a Borges en Ezeiza y llegó. El lento tránsito de Borges (en mi caso solo fotos, “Robert Mitchum “ con cámaras y la correspondiente filmación) permitía un cómodo reportaje al paso. Le pregunta el prestigioso colega que opina el escritor del “boom” de la literatura latinoamericana y Borges, tan “Georgie” siempre, le contesta: …mire, conozco algunos uruguayos, otros peruanos, hay mejicanos y colombianos y hasta un boliviano como Icaza, pero latinoamericanos no conozco ninguno…”. No era cuestión de mufas, sino de cegueras por ignorancia y miradas al infinito por la invención y el conocimiento, tan ligados en “my dear Georgie”.
Hay orquestas de tango, cantantes de ambos géneros, óperas (una de Verdi es muy famosa por eso) orquestas pop, guitarristas (uno de ellos ciego) y durante muchos años se le decía, al que iba a patear un penal, te manda saludos Jose Varacka, un jugador de la defensa de Ríver Plate durante buena parte de los 18 años en los que no ganó un campeonato.
Hay mas, por si alguno lo duda: cuando León Gieco dice:”… todos nombramos a Pugliese”… da el nombre del músico “anti Mufa”. Hay que decir…”Pugliese, Pugliese, Pugliese” como el exorcismo que impide el daño. Circulan en todos los estudios las “estampitas” de Don Osvaldo.
Hay colores que son mufa, como el amarillo en el escenario. Se llegaron a vender pequeños recuerdos para el auto que eran “antimufa”.
Hay políticos a los que se quiere desprestigiar sonsamente, porque los motivos pueden ser mas serios, y se los califica de eso, de Fúlmines. De mufas.
Conozco el caso de un casamiento con participantes así catalogados en el que se cayó el cieloraso del Registro Civil en el momento de la ceremonia.
Los que entran con el pie derecho, mastican un poquito de pasto y se persignan después de un gol no hacen nada mas que cumplir rituales anti mufa. Al pobre Mike Jagger lo acusan de arruinar partidos y vaticinios futboleros. Gente “antirolinga”, con toda seguridad.
Divito, autor de Fúlmine, murió joven, en Brasil, en un accidente de auto aún hoy inexplicable.
Conozco por lo menos dos buenos colegas que no podían entrar fácilmente a los vestuarios. Y debo recordar que, para que el dibujante no tenga líos con este asunto (yo estoy mas allá de algunas cuiestiones simplemente por edad, no por que descrea de los mufas) la nota concluye como corresponde: Pugliese…Pugliese…Pugliese.
Comparsa #AntesQueMeOlvide
Publicado en el diario La Capital el 29 de Julio
La palabra comparsa viene de muchos sitios y termina en diferentes lugares pero nunca debería llegar al olvido. Es, un poco, nuestro destino.
“Grupo de personas que desfilan juntas en una fiesta popular disfrazadas, a menudo con trajes del mismo tipo…."las comparsas de carnavales; las comparsas de la feria de un pueblo; algunas comparsas tocan música con instrumentos de percusión" Conjunto de personas que representan papeles de poca importancia en una obra de teatro o cinematográfica o en otro espectáculo y aparecen en escena sin apenas hablar.
Todos, detrás del príncipe Hamlet, pueden ser “comparsa” y todos, excepto Juan Moreyra, la Vicenta y el Sargento Chirino son comparsa en una de las mas importante manifestaciones populares: la obra Juan Moreyra.
Cruz y Fierro son los personajes y el resto comparsa, indiada. Sin embargo es “el viejo vizcacha” el que desnuda el alma nacional y son sus dichos, verdaderamente crueles y cínicos los que definen el ser nacional. Se puede decir que José Hernández describe, cínicamente, a la comparsa argentina. Todos lo entendemos y lo aceptamos. “Hacete amigo del juez…”
En las cuestiones de Carnaval, en el barrio, en la primera infancia, todos éramos comparsa y nos juntábamos para armar y cantar, en la murga que creíamos comparsa, las cuartetas picarescas, casi procaces (“esta murga se formó / detrás del conventillo / y todos sus cantantes / no tienen…”) casi procaces no, verdaderamente procaces, con la desfachatez que ahora parece inocencia, tanto se ha desnudado el mundo.Después está la letra del candombe canción que cantaba Alberto Castillo:Siga el baile es una canción rioplatense con ritmo de candombe y tango compuesta con música del violinista arge ntino Edgardo Donato y la letra del pianista y compos itor uruguayo Carlos Warren. La primera versión conocida de este tema fue hecha por Alberto Castillo e incluida en su álbum De mi barrio de 1945….”Siga el baile, siga el baile de la tierra en que nací, la comparsa de los negros, al compás del tamboril”.
Allí está la comparsa. Hay, por otro lado, todo un juego de eso, de quienes somos comparsa para que otros sean primeros actores. En el teatro es común y se entiende. Una obra tiene eso, define puestos, sitios, roles. Excepto las obras de un solo personaje las demás tienen ”comparsa” y antes, cuando no había problemas por los sueldos, todas las obras tenían muchos actores secundarios. Ejem. Podría decirse que la vida imita al arte y viceversa. Hoy podríamos ser comparsas pero tienden a que las obras tengan pocos actores por los sueldos. Y se insiste con los mismos actores protagónicos y se advierte que a algunos, ay, ya no les da mas la cabeza para inventarse un nuevo personaje.
Si de malos entendidos con la comparsa se trata, acaso desde 1924 da vueltas uno fenomenal. La versión mas difundida de “La Cumparsita”, el tango de Gerardo Mattos Rodríguez, es aquella con la letra de Contursi y el poeta y periodista uruguayo Enrique P. Maroni (la que canta Gardel, que fuera estrenada en una obra teatral de 1924 sin que tuviese repercusión anterior a la versión de Gardel con guitarras) y no menciona a comparsa alguna (“si supieras…que aun dentro de mi alma… )
Cuenta la leyenda que es Enrique P. Maroni, el colega uruguayo, quien define una forma del periodismo, tan destinada a la inmortalidad como su tango. Desde 1936, en una emisora porteña lee, por la mañana, los titulares del diario La Prensa. Con la guerra, sigue la leyenda, las lecturas son oídas por muchos porteños (¿ cuantos radioreceptores habría?…. ¿ Se escucharía colectivamente…?. Poco ha cambiado el periodismo matinal desde aquellos años. Nada nuevo desde entonces. El tango que nos ubica en el mundo es La Cumparsita, que no habla de cumparsas ni comparsas “The Masked One”, en su versión yanky. Gardel es Gardel. El resto es lo que somos, lo que corresponde: comparsa. La que definió Castillo en el ’45. Siga el baile.
sábado, 28 de julio de 2018
Cerebro #AntesQueMeOlvide
Publicado en el diario La Capital el 28 de Julio
La primera vez que vi un cerebro fue en la carnicería del barrio. Los sesos, como el hígado y los riñones, se vendían, como se venden las achuras (tripa gorda y flaca, conocida como chinchulines) la molleja y cosas así. Don Benítez, a regañadientes, regalaba algo de bofe (los pulmones) Como aliciente a una compra.
Me dicen algunos que hoy están en desuso los ravioles de seso y que, en todo caso, una mortadela eficientemente tratada imita al relleno del raviol de seso, de seso y verdura. El de verdura y pollo es otra cosa. Las croquetas de cerdo son otra cosa y esta no es una nostalgia culinaria específicamente. Pero para que conste en actas. Eran de un grato y suave sabor los ravioles de seso.
Esos sesos tenían circunvalaciones y uno leyó, distraídamente, que las circunvoluciones significan algo. Algo en el desarrollo.
Son las películas científicas o seudo científicas o de fantaciencia o adelanto de un mundo que, verdaderamente, aparece después. Son esas películas donde aparecen cerebros de película, que eran de nuestra raza, la humana. Allí están. Los muestran. Con tanto lío de género, de etnias y de Ácido Desoxi Ribo Nucleico (ADN) descuidamos la base, la base es la especie y el cerebro uno solo, pese lo que pese en gramaje y mal que les pese a los que sostienen que hay cerebros que pesan “diferente”. Tienen mas o menos minerales, metales, metaloides, proteínas, todo lo que hace falta en el primer año de vida y los que siguen, pero ay, ay, ay, si en ese primer año de vida el hambre quita alimento el cerebro queda flojo de papeles, de esperanzas, de desarrollo. La desnutrición, el raquitismo, la falta de leche ayuda a la crianza de idiotas y débiles. Eso es así y por allí va un asunto. Pero esta no es una nostalgia de los bien alimentados. Algo es cierto: entonces todos estábamos bien alimentados. O casi todos.
Es con Narciso Ibáñez Menta que un cerebro aparece en primer plano de la pantalla del televisor. Con esas burbujas de pecera y las imágenes, la filmación convirtió aquellos cuentos de terror (Gastón Leroux el mas recordado) de ese genial actor y ése genial director, maquillador, guionista, inventor que era ese petiso. Narciso Ibáñez Menta en un punto inalcanzable de la televisión. Conviene decir la verdad. Inventó en la televisión. Reconocerlo es necesario. Cuando la voz en off dice “ este cuerpo débil que no sostiene mi cerebro…” y la imagen va hacia el cerebro solo, burbujeante y lleno de cables y electrodos algo sucede en el arte. Yo entiendo la diferencia entre un flaquito y un gordo que pelean a trompadas mientras los cerebros, eso se sugiere, dirían y harían otra cosa. Si hablamos de cerebros debemos darle el derecho de verdadera calidad a la serie de Narciso Ibáñez Menta y su nombre mas repetido: “El muñeco maldito”. En el libro Jacobo Lagsner (adaptando) y Martha Reguera en la dirección. Já. Miniserie. En 1962. Qué me van a hablar de Netflix.
La vez siguiente que entendí que algo pasa entre nosotros y el cerebro, esa computadora que actúa por “default” sin avisarnos del frío, del calor, de la respiración, del sueño y de los amores, sin avisarnos prácticamente de nada fue en una película: Roller Bull. Tambien Rollerbal. Dirigida por Norman Jewison e interpreta por James Caan dice, en 1975, que en el 2018 el mundo estará dirigido por una corporación y que (metáfora) los deportes serán para distraer a una sola masa de dependientes de las decisiones de las corporaciones. El guión es de William Harrison. Allí se cuenta que las conexiones del cerebro (que no son fijas, sino a través del líquido) han derivado en un súper cerebro central, que también tiene conexiones por medio de un liquido, que las vuelve como las de nuestra cabeza: aleatorias, en parte aleatorias. Sus decisiones son mandatos inapelables. Ese cerebro central dirige el mundo corporativo.
Es ciencia ficción, Pero es cerebro. Como es medio cerebro y medio cuerpo el del supergendarme único: Robocop. Un policía de una corporación universal. Es sólo una película.
Lo dicho. Le tengo mucho respeto (también susto) al cerebro. Tan frágil e inventa cada cosa. Los ravioles hace tiempo que, para mi, son solo de verdura. Por las dudas.
viernes, 27 de julio de 2018
"El valor de los símbolos" editorial del @bigoteacosta en #LaVeredaDeEnfrente
Volvé a escuchar mi editorial en #LaVeredaDeEnfrente
Idiomas #AntesQueMeOlvide
Publicado en el diario La Capital el 27 de Julio
Hay gente que no entiende las cosas por una razón, no habla el idioma en que se le cuentan (las cosas) y por eso las ignora. No hay nada de malo pero, ay, el asunto es un problema serio.
Recuerdo cuando le pregunté a Daniel, hoy todo un señor periodista, porque razón no iba al recital de “Los redondos de ricota” en Casilda. “Nooo, me compré el disco recién, aún no lo escuché y si uno no entiende…”
Aún para los conjuntos musicales el idioma es parte integrante del ritual, es fundamental.
No siempre son palabras, a veces son gestos, ropajes. El fenómeno de “el padre Ignacio” es sencillo de ver. La misma fe, el mismo crucifijo y la liturgia similar. Su procesión convoca 300 000 fieles. Otras no.
En tiempos de cerrazón Mao Tsé Tung dejaba que hablasen inglés en las cercanías de su Imperio. Nadie escuchaba el mensaje ”capitalista”. Podían querer destruir el comienzo de su Imperio feudo / personalista / autocrático / revolucionario que no podrían. Nadie entendería el llamado a la solidaridad con el Tío Sam. El que no entiende representa eso: ” mi no entender”. No hay traducción posible, no hay mensaje. Chau.
“Eran polenta el bobo, la marroca y la empedrada fule… berretín” Si uno dice que el caballero tenía un reloj de alta gama, su billetera llena de dinero, sus anillos ostentosos, de dudoso buen gusto pero de alta calidad por sus piedras y gramaje en oro, si uno dice eso dice “casi” lo mismo. Difícil que en un poema lunfardo describan de un modo diferente al lenguaje ”canero”, prostibulario, carcelario, donde los versos se entendían perfectamente. Carlos de la Púa eligió escribir así.
Tengo una querida amiga del alma que vivió años en París negándose al idioma francés.Señas en la panadería, en el súper y en las estaciones. Diversión con la comunidad.
Otro queridísimo y admirado compinche que vivió 10 años en París escribiendo en pentagramas los arreglos (la música es un idioma universal) y manejándose por las calles con papelitos y la solidaridad de los transeúntes.
En este siglo las cosas se han complicado. Un presidente que quiere que lo escuchen los nacidos de 1980 en adelante debe hablar por las redes y sus respuestas deben atender códigos de lenguaje que no imaginó cuando aprendió a leer y escribir. Un / una Lord Mayor igual. Nadie supone que hablan así, todos advierten que desean comunicarse con alguien a quien no conocen y sus traductores y lenguaraces les aconsejan. Son estas palabras y en esta red y con esta tipografía y estos colores. Que lo consigan es otra cosa. Está el esfuerzo y está el reconocimiento. Hay otros idiomas, distintas leyes.
“La previa” es un modo de emborracharse antes de llegar al lugar para beber, bailar, divertirse… y emborracharse Vivir para ver. Ver para creer.
Hay una canción de un grupo argentino, modernoso donde, después de los primeros compases arranca el cantor:” Legalizenlá…. Legalizenlá…” En algunos casos si quien oye pide explicaciones la definición de edad y comportamiento está demás. No entiende el idioma. El resto entiende, El pedido y el transporte por donde se requiere la solución.
Cuando yo estaba en el primer crecimiento, en el caminito de ida, se decía que eran necesarios el idioma o lengua materna, el inglés para los negocios y el francés para la diplomacia. Hum. No es así.
También se decía que aquello que se aprende de chico (el idioma, andar en bicicleta, comer de todo) no se olvida jamás. Y que las costumbres religiosas, las de fe, nunca deben discutirse pporque no es cuestión de discusión. Que el idioma universal de gestos tiene una sola “gestualidad” universal: la sonrisa y el llanto. Las madres, todas, entienden a sus hijos de ése modo. El único. Risa y llanto. Queja y gozo. Las madres son sabias. Siempre. Esto aún es así.
Las dos carátulas griegas. En este punto, en el de los dos gestos universales conviene detenerse. No hay idioma en el que la alegría no es una sonrisa y algo triste un llanto. El idioma universal termina allí. Aún para los “millenials”. Con los extraterrestres nunca se sabe. Ya hay algunos, pero por ahora son pocos y se advierte: si no se ríen ni lloran no son de los nuestros, de nuestro idioma. Viven aquí, pero son de Ganímedes.
jueves, 26 de julio de 2018
"Para seguridad interior han sido un fracaso" el comisario Ricardo Spadaro con @BigoteAcosta
Volvé a escuchar la nota con el abogado y general Ricardo Spadaro en La Vereda de Enfrente, Radio LT8 de Rosario.
"Rosario está en situación de calle" editorial del @bigoteacosta en #LaVeredaDeEnfrente
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Academia #AntesQueMeOlvide
Publicado en el diario La Capital el 26 de Julio
Empecemos por el sencillo diccionario, “Institución oficial constituida por personas destacadas en las letras, las artes o las ciencias, que realizan colectivamente determinadas actividades”.
Reunión de sabios o artistas.
Academia (del latín academia, y éste a su vez del griego Ακαδημία - Akademía-) es un término que identifica a diversas instituciones culturales o educativas.
Con eso debería alcanzarnos. Total, lo desvirtuaremos como desvirtuamos “Bardo”, que antes era un poeta y ahora vaya uno a saber qué…(Un bardo, en la historia antigua de Europa, era la persona encargada de transmitir las historias, las leyendas y poemas de forma oral además de cantarlas de pueblo en pueblo… )
Academias había muchas en mi barrio. De Corte y confección. De danzas españolas y clásicas. De Piano, teoría y solfeo. De Mecanografía y estenografía. No eran malas las academias y partíamos de un principio que la sociedad no debería abandonar. El que estudia debe ser respetado. Estudiar era una cosa buena y una academia (imaginábamos) organizaba el aprendizaje.
Después estaban las que leíamos en los diarios. Academia de Medicina. Un académico era, sin dudas, alguien que pertenecía a una academia.
Es mas, no se de qué modo pero creíamos que alguien que era un “académico era mas que un doctor en medicina o un abogado, era eso: un académico.
Sin embargo en Argentina, en las ciudades donde viví (y en esta donde vivo) el nombre mas conocido, que ignoro si continúa, era “Academias Pitman”. Ni buenas ni malas. Prácticas. Útiles. En ellas se estudiaban muchas cosas que permitían una mejor salida al día a día o, como se dice; “facilitaban una inserción laboral”.
Conozco gente, mas de uno claro está, que resolvía sus cuestiones de colegio secundario sin final, o simp’lemente por la entrada en un laburo donde los números y / o las máquinas de escribir eran imprescindibles (básicamente los números) que resolvieron sus dudas en estas academias.
En un mundo (un país) que precisaba que el Servicio Militar Obligatorio estableciese la calidad de iletrado o analfabeto y existía la imperiosa necesidad del lenguaje y la comprensión de textos una falta notoria, que alguien la resolviese, que cualquier sistema organizado que permitiese la lectura de libros contables, el avance hacia un teclado y la organización del día, los horarios, los ficheros era necesaria. Ayudaron a formatear un país.
Era un mundo (un país) donde las Escuelas de Artes y Oficios proveían de eso: artistas personales de oficios que la sociedad necesitaba. Plomero, ebanista, talleres de cromado, de electricidad del automóvil. Todo nos hacía falta y la Academia era eso, la puerta de entrada a una jornada laboral completa.
Después el después. La Academia Nacional de Tangos, la de Letras. Y los atrevidos. La Academia de fútbol. Rácing de Avellaneda en Buenos Aires. Rosario Central en Rosagasario. Ante tanto furor academicista no era raro que alguien lo aprovechase. Como no era raro que nadie sospechase que algunas no eran tan academias como otras.
El siglo XXI y su forma de transportar (no transmitir, es un uso diferente) su modo de transportar y expandir el conocimiento y aún este, el que se elige, el conocimiento que se elige para transportar y expandir, ha cambiado. Poseo, en mi tableta, un archivo que dice 10.000 libros de la literatura universal. En mi teléfono una aplicación con toda la música editada y que alguna vez se subió a la nube. Qué academia brindaría eso. Ninguna. Hay todavía, a su favor, una cuestión. En una academia controlarían para saber si leí y mas: que leí y si escuché que escuché. Es su deber como academia que organiza el saber. El Gran Hermano también lo sabe. Qué leímos, que escuchamos, por donde y con quien vamos. Pero no le importa, no tiene intenciones de darnos un diploma. En eso las Academias siguen siendo insuperables. Es de ellas el último refugio de los diplomas.
miércoles, 25 de julio de 2018
Banderola #AntesQueMeOlvide
Publicado en el diario La Capital el 25 de Julio
Hay palabras que se van yendo, que se van quedando atrás. El lenguaje avanza y allí, en el recodo, algunas palabras pierden velocidad, se “enlentecen”. En el diccionario banderola es una bandera pequeña. En Argentina, Paraguay y Uruguay, el diccionario nos permite el uso: “Ventana sobre una puerta”. Femenino, claro.
Con Tragaluz, una palabra con mas poesía el punto es similar:” Un tragaluz, claraboya (palabra proveniente del latín clarus y via), lucerna o lucernario es una ventana o vano situada en el techo o la parte superior de una puerta.
Claro que aún existen, pero el uso abandona, quita continuidad, quita la luz que confiere el uso de la palabra.
Yo recuerdo la primera banderola que vi, en mi casa paterna /materna. Vi cómo, por allí, entraba una luz, un aire, como tenía uso y abríamos la banderola para que hubiese un aire en la habitación sin abrir la puerta. Igual para el frío: Cerrar bien la banderola.
No dejar que se escape el calor por el tragaluz. Y la inversa. Abrí el tragaluz para que se airee un poco esta pieza.
Aquellas casas eran, si se quiere, poco prácticas. Tenían recovecos, desvanes, piecitas de los trastos viejos, banderolas, tragaluces. También la inversa es válida. Tenían toda una serie de vueltas y formas de tener todo por allí, resguardado y cerca. El arcón, el desván, el entrepiso y lo dicho: La banderola que arriba de las puertas se usaba separada del paso de la gente y el tragaluz, que en realidad era mas lo que traía que lo que se llevaba.
Pero de todas estas palabras que el tiempo está escondiendo o lo dicho: una menor velocidad de uso las deja fuera de la pista central, hay una que sigue encerrando una vida en su seguridad: la puerta cancel.
Una contrapuerta, también llamada puerta de cancel (o puerta-cancela), es una puerta o reja metálica que separa el corredor (zaguán) en las casas de patio y que suele mantenerse cerrada, mientras la puerta de la calle puede quedar abierta cuando los habitantes de la casa no están durmiendo. Puede estar acristalada.
Una puerta cancel es parte de un modo de vivir. Marca un límite. Allí los primeros encuentros con alguien que todavía no entraba a la casa. Allí se dejaban las compras del mercado porque uno se había olvidado algo y debía salir otra vez. Allí los sifones para cuando viniese el sodero. Allí la bicicleta, para no guardarla en el fondo. En el espacio que va de la puerta de calle a la puerta cancel una forma de vida con eso, un pequeño puerto, peaje, estadío que no es adentro pero que ya no es afuera. En lo alto de la zona que va de la puerta de calle a la puerta cancel una luz que se encendía a la noche y se apagaba cuando todos se iban a dormir y ya no entraría nadie mas.
En muchas casas la puerta de calle se dejaba abierta hasta el fin del día porque… quien, pero quien se iba a meter si estaba cerrada la puerta cancel, la que verdaderamente franqueaba la entrada a la vivienda.
Hay una poesía absolutamente urbana donde esta vida, usada como referencia, la vida de una casa de un barrio cualquiera con puerta de calle y puerta cancel se explica solo si se entiende que existíamos de ése modo. “Ya da la noche a la cancel su piel de ojeras… ya moja el aire su pincel y hace, con el, la primavera…”
Si fuésemos exquisitos diríamos que en Calle Carlos Calvo y Catamarca, de Buenos Aires había, sobre 1956, en el barrio de San Cristóbal, una casa que es la que describe el poema de Homero Expósito, sobre una melodía de Atilio Stampone. La casa de Stampone, el poeta vivía enfrente. Los poemas no se explican, pero el tango “Afiches”, de allí los dos versos transcriptos, explica que con la puerta de calle abierta el anochecer va quitando luces al interior. Es tan clarito: “ ya da la noche a la cancel su piel de ojeras…”
No era útil al poema, pero esa casa seguro que tenía claraboya, tragaluz, desván, rellano y dintel. Solo que el poeta no necesitaba tanto. Y estos días tan rápidos tampoco. Ha cambiado la construcción. Los barrios. La poesía. La primavera, como dice el negro Ielpi: “viene malherida”. Ni banderola debe tener, con toda seguridad.
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