Google+ Raúl Acosta: Vienen por todo

domingo, 12 de agosto de 2012

Vienen por todo

Los locos también

Falta poco para que saquen a los locos, los lleven a los actos políticos y los usen para convencernos que debemos insistir con la política K. Que es lo mejor para el país. Sería absolutamente racional. Según la lógica K, por supuesto. Después de los presos como batallón Cuentas Claras vienen los locos, como batallón Los Napoleones. Es verdad. Vienen por todo.

Dos cuestiones traen a los locos a mi memoria. Foucault y Ferrer.
Sobre fines de la década del ´60 se realizó el Primer Festival Iberoamericano de la Canción. Para algunas cuestiones Argentina es Buenos Aires. Con la primavera dentro el Festival fue bueno. No hubo acomodos, censura y/o negocios. No lo hicieron más. Hoy surge pleno de nostalgias. Octubre de 1969.

Tres rubros. Folklore. Tango. Melódico. Mercedes no podía cantar el tema de Iván Cosentino y Armando Tejeda Gómez. Canción del Centauro. Creo que estaba fuera del país. Con todo listo, incluídos los arreglos, el rosarino Iván Cosentino miró a los suyos. A los rosarinos. El Grupo Canto 4, integrado por Jose Luis Bollea, Martha Elena Carranza Saroli, Mito Sparn y Guingo Sylwan fue llamado a defenderlo. Presentaciones. Jurados. Noches del Luna Park. Amaneceres en una ciudad que aún se podía caminar hasta el alba. En el escenario le tiraban monedas al tema de Horacio Ferrer y Astor Piazzolla. Balada para un loco. No ganó el festival. En el rubro tango triunfó El último tren, tango de Julio Camilloni y Julio Ahumada, lo cantaba Jorge Sobral. Buen tema. Se perdió en la densa bruma. La versión de Amelita Baltar de Balada para un loco dio vueltas, como una media, dos cuestiones. La extensión de los temas, ya que una objeción básica era que excedía los tres minutos y el tema, recitado incluído, duraba mas de cuatro minutos, tal vez cinco. Lo básico: Piazzolla salía del encierro de las cuevas de iniciados y tomaba por asalto el Luna Park con la exaltación de la locura cotidiana. No es necesario, pero debe apuntarse. La Baltar estaba destrozando a los tangueros con su voz de aguardiente, su vibrato y su género. Mujer. Bien mujer. Asistí al asalto triunfal de Piazzolla al tango popular. Ganó por nocaut. Como diría años después el afiche peronista diseñado por Pino Migliazzo para 1973. Nocaut en la primera vuelta (en el 1973 se estrenaban elecciones con ballotage) En el primer y único festival con jurados independientes como Chabuca y Vinicius la elección fue por los buenos. Allí quedó Zamba del imaginero, un Cuchi Leguizamon de primera mano, defendido por el Dúo Salteño. El tema de Iván Cosentino y Tejada Gómez anduvo en las finales, para el vinilo hubo versión de mis amigos y, de hecho, de Mercedes (Sosa, claro, ¿es que hay otra? Si, Merceditas)

¿Y Foucault? Miguel dice en su trabajo, que de historia de la locura pasa a denuncia del uso de la locura: el clasicismo inventó el internamiento casi como la Edad Media había inventado la segregación de los leprosos; el lugar que éstos dejaron vacío ha sido ocupado por nuevos personajes en el mundo europeo: los "internados". El leprosario sólo tenía un sentido médico (…) El gesto que ahora encierra la internación no es sencillo: tiene significados políticos, sociales, religiosos, económicos, morales. Y que probablemente conciernen a estructuras esenciales al mundo clásico en conjunto. La locura remplaza a las enfermedades estigmatizadas. Se estigmatiza.

¿Es aplicable Foucault en esta Argentina K? La respuesta es si. Somos hijos de Europa nuestras cárceles, que de eso se trata, son redefinidas. Lo cuenta Foucault. En algunos años, una red cubre Europa. Howard, a fines del siglo XVIII, intentará recorrerla; a través de Inglaterra, Holanda, Alemania, Francia, Italia y España, hará su peregrinación visitando todos los lugares importantes de confinamiento—"hospitales, prisiones, casas de fuerza"— y su filantropía se indignará ante el hecho de que se hayan podido relegar entre los mismos muros a condenados de derecho común, a muchachos jóvenes que turbaban la tranquilidad de su familia dilapidando los bienes, a vagabundos y a insensatos. Esto prueba que ya en aquella época cierta evidencia se había perdido: la que con tanta prisa y espontaneidad había hecho surgir en toda Europa esta categoría del orden clásico que es la internación. En ciento cincuenta años, se ha convertido en amalgama abusiva de elementos heterogéneos. Ahora bien, en su origen debió poseer una unidad que justificara su urgencia; entre las formas diversas y la época clásica que las suscitó, debe haber un principio de coherencia (…) ¿Cuál era, pues, la realidad que se perseguía en toda esa población de la sociedad que, casi de un día para otro, es recluida y excluida con mayor severidad que los mismos leprosos? Todo el trabajo del pensador se estructuró en una respuesta. Miedo. Bienvenidos a casa.

¿Qué aceptamos en Argentina en este Año Uno de la Nueva Argentina de Cristina? Aceptamos el tratamiento libertario de los presos. Aceptamos que garantizamos la liberación. El eje K es una neo terapia ocupacional. Piedra filosofal. La liberación es la gran sanadora de la sociedad. Liberación de los presos. Atención: encrucijada a pocos metros. Los neoliberales y su angustia. El miedo. Liberación de recluidos en el modelo de inclusión. Hum. Miedo. Mucho. Está claro que los presos que queman y asesinan, violan y acuchillan, no deberían estar sueltos; así crecimos. Objetores contra lo establecido los K enfrentan el castigo a los pecados. Si hay una “sinrazón” en sus condenas (la palabra sinrazón tiene el uso del filósofo francés) por principio la libertad es original y propia de la razón. Los presos a dormir con mamá, besito y a la cama. Si los presos son liberados, re integrados, que decir de los locos, apenas comportamientos extraños o diferentes, en muchos casos autodestructivos. Los locos no le hacen mal a nadie, che.

La mención de Horacio Ferrer al Vieytes (Tradicional internado, loquero, manicomio porteño) puesto en valor K resignifica su texto. Del Vieytes nos aplauden, viva, viva, los locos que inventaron el amor. Así cantó Amelita Baltar, falda acampanada, voz grave, movimientos amplios, exagerados, libres. El Luna Park fue el atril. Nos sale a saludar la gente linda, aseguraba. Ella provocaba campanarios. Los presos son buenos, los barra bravas héroes dominicales. Los locos un amor. Que además inventaron. No sería raro que en la Nueva Argentina de Cristina salga a rodar la luna por Callao. Ni estaría mal que los presos voten, saluden desde el nido de un gorrión y Cristina se ponga una peluca de alondras.

Conviene decirlo de una vez. Al diablo con el Contrato Social. Eliminemos al molesto jacobino que pedía delegación de poderes y garantías. Rousseau fue, es y será un destituyente. Somos otra cosa. Argentina no tiene cárceles, ni condenas, ni inflación. La sensación no es insegura, es de campanarios y de risas, es una ilusión superesport, con una golondrina en el motor. Horacio Ferrer fue proto Kirchnerista y Garantista, qué duda cabe. Napoleón al poder. Mueran los salvajes unitarios. Viva la primavera.

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