Google+ Raúl Acosta: Sin programa seríamos un rejunte

jueves, 2 de enero de 2014

Sin programa seríamos un rejunte

Entrevista con el diputado Mario Negri

-Anduvo por Rosario.

Sí, fue trascendente creo yo la reunión. Por supuesto que hay que cuidarla, pero creo que fue importante, fue sustantiva y que fue oportuna esencialmente, porque la aceleración de la crisis de diciembre más todos los mensajes que salen a cruzarse de los que son gobierno y los que han estado y no quieren ser ahora, requería dos opiniones: una la voluntad de construir y dar una señal a la gente de cara al 2015 que indique que hay otra alternativa, distinta, que piense que estamos en un país sensato, normal, transparente, por supuesto con errores también; y al otra era la emergencia, la crisis, dar una mensaje rápido y directo, porque en realidad la gente seguí sufriendo mucho y el gobierno estaba ausente en los mensajes. El ministro De Vido lo que hacía era buscar responsables y la Presidenta hasta el día de hoy no habló. La vez que habló fue para decir que no iba a ser candidata.

-Ni va a hablar aparentemente. Charlé este tema con Hermes Binner el viernes y le preguntaba lo siguiente: creo yo que un programa es más importante que un candidato y que el pacto de México, un pacto de acciones claras de gobierno, podría en letras negras y sobre fondo claro qué es lo que se quiere y no vendría la sorpresa de un Chacho Álvarez cagón y un De La Rúa pusilánime, que fue lo que pasó la última vez que un grupo no peronista accedió al poder. Le hago la misma pregunta.

Sin programa es un rejunte. Solamente para juntar votos, seguramente para decepcionar más a la gente.

-Sin programa es un rejunte, me dice usted.

Sin programa para gobernar es un rejunte. No digo que puede o no dar resultado electoral. Pero acá lo que se trata a 30 años de democracia es demostrar que Argentina puede cambiar, puede mejorar su situación, puede recuperar credibilidad y que hay vida política después del peronismo en sus distintas versiones, que puede haber alternancia, que debe haber alternancia. Ese es el desafío mayor. Las coaliciones son difíciles de armar, por eso yo el que más insisto, el que más trabajo, me he visitado mucho con Hermes, soy conscientes que hay que trabajar mucho porque venimos de lugares diversos aunque tenemos muchas coincidencias. Y tiene mucho que ver el comportamiento de los conductores de la coalición, hay que tener generosidad y hay que estar preparados para ceder. Para todos los digo, para nosotros también, no mirarse el ombligo, sino la gente va a tener nuevas frustraciones.

-Sobre esto dos preguntas. La primera es qué piensan hacer como diputados, como grupo son más de 80, sobre el tema inflación. ¿Vamos a seguir negando que en 2013 estuvo cerca de 30?

No, nosotros vamos a ir molestando, gritando, parlamentariamente o fuera del Parlamento, primero para que se reconozca la inflación, el dato básico sino no se puede avanzar; en segundo lugar que se normalice el Indec (no sé si no sería primero, no importa el orden), si usted no tiene cifras reales, serias, es imposible trabajar la economía; el tercer lugar el gobierno está tratando de tapar el sol con un dedo, porque por otro lado llaman a los empresarios para que hagan una lista de precios fijos de 180 productos pero tienen prohibido hablar de la inflación. Eso es lo que le pasa a Capitanich, que por eso habla cada día más difícil, con palabras que la gente no entiende. Si usted tiene una bomba de tiempo, si está agujereando los bolsillos de la gente y de los que menos tiene, ese combo peligros es una bomba en la mano donde se mezcla casi 30% de inflación, devaluación, todos los días, cada vez más acelerada para alcanzar el blue (cosa que no van a alcanzar nunca), y además falta el regalito de febrero o marzo que es la recomposición salarial acompañada por los nuevos impuestos. Es decir que lo que le están poniendo en el bolsillo a la gente es una dinamita que se la va a querer sacar rápidamente porque el salario está destruido y el gobierno sigue pensando que la gente no se da cuenta, que cree que la inflación es del 4% o del 8%.

-Sobre el salario, leía yo cuanto estaba pagando por una noche el compañero Echegaray y si los 900 dólares son a dólar oficial está pagando 5.400 pesos por apolillar.

Bueno, pero mándelo con el chango al supermercado a Echegaray.

-La otra cuestión es esta: tengo demasiados años en esto como para plantear las cosas como las veos y creo que hay una sola bala de plata para el 2015 y si no sale esa bala de plata para el 2015 ‘chau pinela’. Esa bala de plata es (doy el ejemplo) la que usó Susana Díaz, del partido Socialista Obrero Español –PSOE- en Sevilla; ¿qué hizo esta sevillana? Digo ‘este es el plan anticorrupción, nadie que esté sospechado de corrupción integra esta lista y nuestro punto uno es pelear contra la corrupción estructural’.

Yo sigo la política española y la crisis también. Lo primero que tiene que hacer una coalición es anunciar qué es lo que no va a negociar bajo ningún aspecto, aún a costa de perder el gobierno. Y lo que nosotros no podemos negociar es la lucha contra la corrupción, la transparencia y la búsqueda de justicia independiente, salir de la colonización de la justicia. Obviamente que la política es negociación, en términos de acumular mayoría, con los sectores empresarios, con los sindicatos, pero hay determinadas cosas que marcan el tiempo político de una gestión y que son las bases de la credibilidad de la sociedad. Así como pasó en el 83 con las Juntas Militares, tuvo que ceder muchas cosas Alfonsín pero dónde digo ‘de acá no vuelvo’ y derogó la ley de Autoamnistía, cosas que simbolizan muy fuerte el cansancio y la fatiga de la sociedad, y que tienen que ver con la recomposición del equilibrio de poderes y, por supuesto, inagotable la lucha por la búsqueda de igualdad, que no es en un día. Pero eso requiere no sólo tener convicciones y claridad los que son protagonistas de una coalición, sino que hay que engordar la fortaleza de ese gobierno. Y se engorad no mintiéndole a la gente.

-Una pregunta que para mí es clave: ¿aceptarían un gobierno a libro cerrado?

No, cómo va a aceptar a libro cerrado. O, nuca. Además hay una cosa: no lo va a aceptar la gente. No, en absoluto. El día que usted firme eso, o no lo firme pero lo acepte, lo que está anunciando es que se va a ir no que se va a quedar. Es imposible. Es como la lucha contra el narcotráfico. El día que el narcotráfico ingrese definitivamente a incidir en la política, chau democracia. Es así.

-Sobre esto debe decir lo siguiente: con el kirchnerismo en retirada el volumen general del peronismo está en el 50%.

Si, 40 o 50. Supo estar siempre así durante 22 años. Y de la noche a la mañana esta sociedad cambia también. En Buenos Aires, que es un terreno propicio con el aumento de la pobreza para políticas clientelares muy fuertes, o en el Gran Buenos Aires, en el Gran Buenos Aires existieron un día las manzaneras y un día la gente hizo clic y la votaron a Meijide.

-Es cierto.

No digo que uno tiene que apostar a la política del milagro, hay que construir, hay que tener clara conciencia de donde se está, hay que conformar mayoría. La mayoría significa con los límites de no ceder las cosas que uno está dispuesto a no ceder y que tiene que ver con la naturaleza de la confianza de la gente. Eso es lo que nosotros en una coalición rápidamente teneos que dar, porque además la gente lo que creo, por mi conocimiento, por lo que llevo años caminado la calle, está buscando un país sensato, un país normal. En Argentina se ha perdido la capacidad de asombro, como en los 90. A usted le dicen a la mañana que se calló un avión en la esquina de su casa y que no le hizo daño a nadie y usted dice ‘bueno, a lo mejor no creo pero voy a ir a ver por las dudas’.

-¿Cuántos años tiene?

Yo tengo 59.

-Pelee mi amigo. Porque para los que tienen todo el siglo XXI por delante esto no puede seguir así.

Nosotros somos una generación que tenemos asignaturas pendientes. Inclusive nosotros en el radicalismo.

-Ustedes se fumaron a Alfonsín. El único relato que le ganó al peronismo fue el de Alfonsín. Y después terminaron bailando no sé qué polca. Mario, ¿usted no es cordobés?

No, yo soy entrerriano.

-Porque no tiene la tonadita.

No, yo soy entrerriano, de Lucas González. De Victoria, 60 kilómetros. Toda mi infancia la he recorrido y sigo yendo muy a menudo. De ahí vine, como sucedía, mi hermana estudiaba en Rosario, un hermano estudiaba de cura en Paraná, mi padre tenía una fábrica de aceite de lino, y yo empecé en Concepción del Uruguay, y un día cambiamos todo, mi hermano dejó de estudiar de cura, yo me cambié de carrera y partimos a Córdoba, los tres. La época donde los padres todavía trabajaban todo el día para que sus hijos puedan estudiar. Fue el último coletazo, en los 60, de una Argentina que todavía respiraba algo de movilidad social, los sueños eran eso, y donde tus padres esperaban una carta que demoraba 25 días en llegar donde le contabas que estabas bien. Ese es el país que se perdió, donde más que plata los sectores medios procuraban era que la educación iguale.

-Me admite una pregunta final, de atrevido: ¿por qué no fue peronista usted con ese discurso tan lindo que tiene?

El radicalismo hizo y está en condiciones de hacer una gran contribución en el país. Por supuesto que son tiempos distintos, son tiempos de coaliciones. Pero no porque sea más fácil llegar o no llegar, sino porque son más complejos los problemas de la sociedad. La agenda cambia; hasta los años 85, 86, 87, la soja era una cosa para hacer una milanesa nada más, no se iba a cambiar la economía, y lo mismo ha pasado con la información y la tecnología. Cuando nosotros veníamos a estudiar a Córdoba viajábamos a dedo a Entre Ríos, yo ya era dirigente estudiantil, desde el primer año, y para hablar por teléfono a Entre Ríos nosotros estábamos 6 o 7 horas, y hoy un chico de 5 años sabe qué está pasando en el mundo, y eso no es sólo para sombrase, es para saber que al país también hay que mirarlo desde el mundo, porque no somos dueños de la verdad en el mundo, hay gente que trabaja mejor que nosotros y hay gente seria en todos lados de las cuales se puede aprender.

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