Google+ Raúl Acosta: Murió Perón

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Murió Perón

Por Raúl Bigote Acosta

Nota de opinión publicada en diario La Capital el día miércoles 18 de noviembre


La definición del 1º de julio de 1974 fue todo lo que se dice y se ha escrito. Tal vez más. Ejercicio periodístico, definición histórica, verdadero quiebre de la historia o, como se asegura: una bisagra.

También, como se repite vanamente: "Un antes y un después".

Desde lo que soy desde la primera intervención en 1959, cronista y luego periodista, opino que la más perfecta de las tapas de los diarios de la fecha fue la de Crónica. A todo lo largo y ancho que se podía una palabra en letras mayúsculas: "MURIÓ". Hubo variantes, esa fue perfecta.

Hay que preguntarse hoy, en el 2015, a quienes se puede identificar sólo con el verbo. Tal vez al país, en mayúsculas, si en un mundial conquistamos algo podríamos poner el título: "GANAMOS". Je. Vana ilusión. Ilusión completa porque usaríamos la primera persona del plural. Nosotros. Con tan pocas cosas la usamos y tanta falta que nos hace. En fin. La muerte de Perón se redujo a la mejor tapa: Murió.

Nadie entendía otra cosa.


La mejor foto la publicó Editorial Atlántida en la Revista Gente. Un joven soldado conscripto (si, si señor, había servicio militar obligatorio, no era mala palabra y era utilísimo a la democratización, alfabetización y ubicación de carpeta médica de todos los argentinos) con el uniforme y saludando el paso del féretro, el joven lloraba desconsoladamente sin poderse contener. Aún me conmueve la imagen cuando la encuentro en viejos recortes.

La mejor frase de su ciclo es de Perón y no tiene una, sino varias fechas de publicación: "Mi único heredero es el pueblo".

Personalmente agrego "me llevo en mis oídos la más maravillosa música que es, para mi, la voz del pueblo argentino". Pero es un capricho personal. Su frase fue aquella. Sobre su herencia. Tuvo influencias desde que llegó a la política militar y dejó su sello hacia el mañana.

Insistiré con una ironía que me pertenece. El 17 de octubre de 1945, considerada la primer "ágora peronista", primer acto de sus encuentros desde el balcón, bien entrada la noche, se realizó sin peronistas, aún no estaban identificados con el culto a la personalidad del más importante personaje de la historia política argentina del siglo XX (Aclaración: menciono un siglo para que no se enojen los partidarios de Rivadavia, Moreno, Rosas, Sarmiento, etc). La ironía tiene vueltas, como los caracoles. El 17 de octubre de 1945, "Día de la lealtad", considerado el día del peronismo, todavía no había peronistas. Después del 1º de julio de 1974, día de su muerte, cualquiera fue peronista.

A ese mes y a ésa lluvia se llega después del Perón del 1º de mayo de 1974 y la separación de aguas, de bienes, de ideas, de país. Perón expulsa de la Plaza a Montoneros con términos duros y claros: "Que se vayan esos estúpidos imberbes". Después reivindica a "La Resistencia Peronista" y a los trabajadores a quienes re ubica como la columna vertebral. A todos, sin embargo, deja sin monedas: "Mi único heredero es el pueblo". A reclamar a Catastro y al Padrón por la herencia de Perón.

Hay algunos tradicionalistas que sostienen que, tras la muerte de Perón, desapareció el peronismo. El cristianismo pos Cristo o el marxismo después de Carlos Marx refutan desde dos sitios dogmáticos una frase sesgada y caprichosa. El peronismo existe, el asunto es su grado de pureza. Perón lo resuelve. El peronismo es el pueblo.

Fuenteovejuna, señor, si señor.

Editado por "Presidencia de la Nacion", Subsecretaría de Información, el ejemplar de "Doctrina Peronista" amarillea en la biblioteca. Es un cuerpo de discursos, expurgados y exculpados. Son 670 páginas tan contradictorias como reveladoras. En el "congreso general constituyente del pueblo peronista" que se inaugura el 1º de diciembre de 1947 el jefe del Estado y del Movimiento y del Partido habla. Allí Perón resalta el movimiento, nunca el partido como eje, y dice una frase que reproduzco textualmente: "Nosotros creímos y creemos que el problema argentino no es un problema político. Es un problema económico social que la Nación viene reclamando que se solucione desde hace casi un siglo…" Palabra del General quien cree, cuando dice "casi un siglo", que el asunto comienza luego de la Asamblea Constituyente de 1853 y no se resuelve con los partidos, sino con "el movimiento".

Otro párrafo de ése discurso es atinente: "Para ser peronista no es suficiente haber intervenido en nuestro movimiento, no es suficiente haber sido elegido para una función dentro del mismo, no es suficiente decirlo y que lo digan los demás. Es necesario e imprescindible que cuánto se dice aquí se sienta profundamente". Repito: 1947.

Ni la cábala, ni la quiromancia, ni los planetas alineados, simples casualidades. Es un 1º de julio cuando se suicida Leandro Nicéforo Alem. Cuando muere Juan Domingo, cuando es editado (1926) el libro "Don Segundo Sombra". Del libro de Güiraldes un concepto, final, parece oportuno: "Me fui, como quien se desangra". La frase completa es esta: "Centrando mi voluntad en la ejecución de los pequeños hechos, di vuelta mi caballo y lentamente me fui para las casas. Me fui como quien se desangra". Los dos movimientos históricos y el libro básico de la pampa criolla y conservadora el 1º de julio.

Argentina está en eso. Abandonar a Perón y "volver para las casas". Lo hace, lo hacemos desangrándonos, como indica Güiraldes. Vaya uno a saber que queda de esto.

1 comentario :

  1. Bigote, te sigo desde hace añares, amigo de tus hijos he escuchado tus vinilos. Tengo un gran afecto por vos y tu trabajo periodistico. Tu nota me sirve para ilustrar lo que siente el peronista ante la alternativa de perder el poder. Es logico que se sientan comodos estando en el poder, y "no se encuentran" cuando les toca ser oposicion. Lo llaman "vocacion de poder". Creo que es tiempo de madurar, de dejar de creer en la mistica, de llegar, a traves de la gestion, a la reduccion de la marginalidad, que el peronismo ha demostrado que multiplica, y nunca reduce. Solo ha servido para transformar en gordos y prosperos a los empleados publicos de pedigree . Un gran abrazo, te sigo leyendo. Pablo Mariani

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