Google+ Raúl Acosta: Macri & el velatorio progresista

miércoles, 1 de junio de 2016

Macri & el velatorio progresista


Publicado en diario La Capital, 1 de junio de 2016


Es demasiado pronto, pero alguien debería tomar seriamente los comicios de 2011, desmenuzarlos y observar los sucesos posteriores. Un cambio drástico se produjo en ésas elecciones. El voto popular dio aviso. Todos entendieron. Estas, las contradicciones de 2016, son algunas de las consecuencias. No han terminado los remesones.
El progresismo corrupto, la monarquía populista obtuvo el 54 % de los votos y el progresismo sin peculado, el progresismo Light el 18%. Súper mayoría.
En Ciudad Autónoma Mauricio Macri, poco tiempo antes, fue reelecto. En elecciones generales 47% a 27% del candidato del FPV, Daniel Filmus. El balotaje ya se sabe. Es uno por otro. Hubo balotaje y ganó Macri
Es en esas elecciones que aparecen las dos caras, Dr Jekill y Mr Hyde. La monarquía populista (y muy corrupta) encontró en Macri el ingenuo total, el bastión porteño inexpugnable para el peronismo y el tonto de capirote para las próximas elecciones, las del 2015. Eso se figuraban. Ni tan Jekill ni tan Hyde, y mucho menos un tonto, Mauricio sería, posteriormente, algo mas que aquella sonrisa y el desdén del peronismo (infatuado, desfigurado) que se cristalizó en la señora. Error conceptual; Macri fue / es otra cosa.
A su vez la suma de los votos “progresistas” configuró una asombrosa certeza. Los 54 mas los 18 otorgaron, en 2011, a la plataforma progresista, mentida en un caso, tibiamente ofertada en el otro, la mayoría absoluta de la esperanza. Cuando se advierten las declaraciones de los  “lúcidos pensadores de la tribuna” (Sarlo, Campanella, Abraham) se entiende su sueño. Progresismo / sin peronismo y corrupción / es nuestra salvación. Juá. Fue un versito, nomás.
Hoy, guste a quien quiera del modo que sea, Mauricio Macri está en un velatorio, parado frente al cajón del progresismo. Stop a la evolución. De la consagración de un voto, que iba por la sintonía fina y el desarrollo igualitario, por la movilidad social ascendente, a la realidad: CFK chocó la calesita del gobierno postergando, vaya a uno a saber por cuánto tiempo, el porvenir progresista, hoy bastante demacrado. Cristina no le mintió al pueblo, su desfalco fue mayúsculo, engañó al porvenir. Fueron fruto del árbol venenoso todos sus votos. A su vera los del progresismo Ligth, que fue un espejismo. El agitado refriegue de una estudiantina rosada.
Una de las tareas, concebida desde el fondo del núcleo corrupto del kirchnerismo, fue demoler ese progresismo ligth.  Imposible que una opción de gestión de gobierno sin corrupción ni sobreprecios, con puertas abiertas y balances exactos, sobreviviese. No lo iban a permitir. Administración sana era el antídoto a la corrupción, había que esconderla, sepultarla, mandarla al cajón. Fue minucioso, conceptual, verdaderamente premeditado. Hipócrita.
Cuando uno observa que son embajadores Del Sel, Terragno y Stubrin, que se integran al equipo de gobierno de la derecha liberal, del partido de centro derecha que, por primera vez, mediante los votos, toma el poder político en Argentina, muchos de aquellos pasos de ballet se ven con el verdadero telón de fondo. No al progresismo. No a la movilidad social, no a la justicia social. No, finalmente, a la centro izquierda honesta y progresista. La parábola de la Carrió exime de mas argumentos a la tesis. Es ella la jueza suprema que absuelve a Macri de sus pecados. Ella sabe el porque.
Carrió atacó a Binner con la misma fiereza que el deslenguado diputado Larroque y la apresurada y retardataria monjita Pelloni. No era solamente a Binner. Era a un progresismo, una gestión de gobierno que incluía a radicales, liberales finiseculares y un núcleo duro socialista de uñas cortas. Nacida del tronco radical, Carrió es la sepulturera del progresismo y la evolución colectiva.
El radicalismo fumó en la sala de espera de los afiliados al puestito. Aún humean discursos, cantan la Internacional socialista y besan a Mauricio.
Cuando todo el cuerpo jurídico se empecina en desenterrar lo que ellos mismos enterraron debe entenderse bien, la justicia trabaja para condenar, con los acusados de corruptos, la esperanza progresista. 
Lo verdaderamente fenomenológico es la respuesta del progresismo honesto que calla, otorga, confiesa su asco por los robos pero no reivindica ni una, ni una de las posiciones que deberían ser parte de sus programas. Nuestra democracia mediática no solo  está descalificando al corrupto, a quien finalmente los jueces perdonarán. En el 2016 se están condenando todos los actos solidarios, aún los de muchos actores de buena fe. Los progres tibios son de temer, callaron con los corruptos y callan ahora. Están yendo a su velatorio.
“Las callecitas de Buenos Aires, con ese que se yo” han sido la verdadera luz que llevó a los arrecifes. Naufragaron en las costas de Macri, del PRO Cambiemos y repito nombres: Bulrrich, Terragno, Midachi, Stubrin, Mirtha Legrand, Carrió, Pinedo, Santili, Melconian, Sturzeneger, Niembro. No hay yerro alguno. Cristina lo hizo. El resto del progresismo acompañó. Era necesario alzarse contra el robo descarado, no contra la distribución de la riqueza. Era necesario alzarse como se intentó en el 2011. Compitiendo para dejar el mojón señalando el camino. Hoy agoniza el porvenir. Massa no puede. Stolbizer duda demasiado. Macri está velando a la izquierda argentina sin muchos disimulos. No está solo. La derecha populista sonríe.

Macri está recitando a un inefable liberal. Jorge Luis Borges. Suyos estos versos. “Yo sé que todo privilegio, aunque oscuro, es de linaje de milagro y mucho lo es el de participar en esta vigilia, reunida alrededor de lo que no se sabe: del Muerto,reunida para acompañar y guardar su primera noche en la muerte”. Párrafo de “La noche que en el sur lo velaron”…al progresismo, obvio.

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