Revisando el pasado
Revisar no es mas que volver a visar. Mirar
nuevamente. Hace algunos años esto fue escrito y sostiene retazos del presente
porque es necesario que se insista: no venimos de otro sitio que de nuestro
pasado y no comprometemos otra cosa que el porvenir con cada uno de nuestros
actos.
“A la campaña subterránea de los grupos
internacionales se juntó la de los grupos nacionales rebelados contra el
régimen de garantía de trabajo. La ley de lucros extraordinarios ha sido
detenida por el Congreso. La revisión del salario mínimo, ha desencadenado el
odio contra mí. Hice crear la libertad nacional de potencialidad de nuestras
riquezas a través de Petrobrás (Petróleos de Brasil) y fue entorpecida hasta la
desesperación. NO quieren que el trabajador sea libre...” Ganancias de empresas
extranjeras del 500 por ciento anuales; fraudes comprobados de 100 millones de
dólares en iguales períodos; la presión ante la valorización del precio del
café... “ Os di mi vida y ahora ofrezco mi muerte... “
Esta carta fue escrita por Getulio Vargas,
momentos antes de quitarse la vida; su destinatario, el pueblo de Brasil.
La terrible campaña desatada contra Vargas
-comparable a la sufrida , mucho tiempo después por Allende en Chile- provocó
este desenlace. Asesinatos y violencia desenfrenada, campañas psicológicas y
todo tipo de ardides políticos pusieron al gobierno en un callejón sin salida.
El pico máximo se produce cuando logran confundir a la opinión pública con la
“inminente renuncia del presidente”. Se habla de “gobierno de coalición”,
incluso el vicepresidente Café le lleva a su residencia la propuesta de una
salida política para sortear la crisis. Vargas la rechaza, mantiene su posición
intransigente de no dejarse doblegar por el enemigo.
Ante el peligro de una guerra civil, en la
madrugada del 24 de agosto de 1954, luego de una reunión con los ministros,
accedió a alejarse del gobierno.
A las 9.35 acabó con su vida, pero no con sus
ideas: “No quieren que el trabajador sea libre.”
Otro caudillo, otro destino. El país con el
que inevitablemente debemos estar aliados tuvo, para su caudillo mas
importante, otro destino. Helio Jaguaribe, jovencito del “varguismo”, escribió
que…”Argentina está condenada al éxito, en unión con la otra potencia de
América Latina: Brasil” Duhalde, impenitente lector, la hizo suya
Los chopos desojados cierran el paisaje.
Enfrente hay un terreno sin construcción. El general vivió en España desde
1962, en la soberbia casa quinta “17 de Octubre”, que se hizo construir en el
aristocrático barrio madrileño de Puerta de Hierro, calle Naval Manzano 57.
Una verdadera “meca” de los peronistas fue,
desde 1962, ese arrabal madrileño, que, en determinadas ocasiones llegó a
convertirse casi en una “segunda capital” de la Argentina. Desde allí dirigió
Perón la estrategia y la táctica de su movimiento en las difíciles
circunstancias que se dieron en la Argentina durante 1962 y 1963. Ensayó
también, por primera vez, el liderazgo “por ausencia” sobre sus seguidores. Es
decir, permitió la formación de enemigos entre sí. No podía decir que si y que
no a 12.000 kilómetros. Todos fueron sus hijos en la lejanía. Táctica y
estrategia.
No entregaba sus votos y el voto valía (y
vale) Resultó entonces que el “voto en blanco” se redujo sustancialmente solo
en una elección importantes: la de
senador por la Capital Federal que ganó Alfredo Palacios en 1961, en las
generales del 7 de julio de 1963, que consagraron para las dos primeras
magistraturas a la fórmula Arturo Illia - Carlos Perette de la UCRP, los votos dieron el triunfo con el 23% de los
votos.
El clamor por retorno del líder, después del
cambio de seis presidentes (incluidos Perón e Illia) entre 1955 y 1963 iba
creciendo en nuestro país y la masa peronista se afirmaba cada vez más como
fuerza política.
Perón intentó, efectivamente, regresar
físicamente. Perón intentó, efectivamente, regresar a su patria el 2 de
diciembre de 1964, en un episodio que nunca fue debidamente aclarado. En una
medida sin precedentes en la historia del derecho internacional, la dictadura
del mariscal Humberto Castello Branco detuvo en Río de Janeiro al avión que lo
traía desde Madrid, obligándolo lisa y llanamente a volverse a España. La
escandalosa actitud brasileña, para la que no existe explicación atinada, dio
lugar a las más encontradas conjeturas.
Se habló de un acuerdo entre nuestro gobierno
de entonces, radical, y el de Brasilia; también de un pedido de nuestras
Fuerzas Armadas -por encima o al margen del gobierno civil- a las autoridades
del vecino país; los más suspicaces (y lo acotamos porque el periodismo no
puede desechar versión alguna) sospecharon una tramoya pactada entre Perón y
Catello Branco, para “demostrar” que el retorno de aquel era imposible. La
medida arbitraria existió.
El Conductor pareció resignarse a su suerte y
estableció definitivamente en Madrid su “cuartel general”. Mientras, en la
Argentina su movimiento amenazaba desmembrarse. La fórmula del “peronismo sin
Perón” tentó a dirigentes intermedios del justicialismo, tanto del sector
“político” como del “gremial” (el antagonismo más tajante dentro del peronismo,
desde siempre).
Apareció asimismo una “extrema izquierda”
peronista inspirada en el equivocado modelo cubano de guerrillas que, suponían,
era exportable. En 1965 logró que su tercera esposa, Isabel Martínez, obtuviera
permiso de entrada en la Argentina. Su presencia aquí, en momentos en que se
realizaban elecciones de gobernadores en varias provincias claves, sirvió para
otorgar mayor peso a unas fracciones del peronismo en detrimento de otras, con
lo que demostró que el ex presidente seguía ejerciendo influencia cierta sobre
sus seguidores. Pero, en cambio, no logró que se superara ese mismo
fraccionamiento del justicialismo. En los años posteriores, el fraccionamiento
derivó en una verdadera “atomización”; su retorno recompuso filas, años
después.
Con su muerte, Juan Domingo Perón entró
definitivamente en el dominio de los historiadores y los estudiosos de la
sociología; en cambio, no se convierte en mito, porque ya era una figura mítica
en vida. Solamente, por el “mito de Perón” pueden explicarse los avatares
políticos dados en la Argentina en los últimos años, especialmente en el seno
de la clase trabajadora y de la juventud estudiantil.
En efecto, uno de los fenómenos políticos más
notables de la década de 1970 fue la “peronización” del estudiantado
universitario, un reducto en el cual, como quedó dicho, el peronismo jamás pudo
echar bases mientras estuvo en el gobierno. Simultáneamente, se afianzaba la
hegemonía peronista en la CGT. El anciano líder parecía, no sólo no haber
perdido arraigo, sino haber aumentado su capital político durante el exilio.
Profundizando el análisis, sin embargo,
resulta evidente que la influencia de Perón sobre la masa peronista fue de
orden mítico. Su figura se había convertido en bandera y en símbolo, bajo cuya advocación
se colocaban jóvenes terroristas de extrema derecha junto a sindicales
combativos y/o contemporizadores, guerrilleros de extrema izquierda, políticos
electoralistas, demócratas tibios, gremialistas de izquierda, e ideólogos de
una doctrina que bien calificada sería “nacional”.
Los chopos, frente a la residencia de Puerta
de Hierro (4° más tibio que Madrid), vieron pasar a todos. El general, con los
años, tornose más zorro, más sabio; si se me permite: “más viejo Vizcacha”.
Hoy son veteranísimos aquellos dirigentes del
’70, que .fue la época mas enfática ¿Puede tratarse del final? Decir que la
muerte de Perón concluyó con su historia siempre fue una ilusión de muchos
argentinos. Nadie que encare el tema seriamente atina a esbozar este pensamiento.
Hoy, marzo del 2017 no es ocurrente
pensarlo, aún cuando muchos lo desean.
Perón, luego de mayo de 1968 en Europa,
precisamente en París y Nanterre, Francia, declaraba: “América latina es el
reservorio natural del planeta, a nadie se le escapa que la única fuente
inagotable de alimentos es la tierra y el mar. El mar es todavía costoso, la
tierra tiene amplias zonas de difícil acceso donde los tecnócratas no han
fijado todavía sus ojos, mejor así. Nuestra América deberá entenderlo bien, porque
en el año 2000 servirá para que nos encontremos unidos defendiendo nuestra
independencia o dominados por los dueños de la tecnología... y la armas... ”
(Méjico, fondo de cultura, cuadernos de Latinoamérica, 1972) . Avisamos, sucedieron ambas cosas. Tecnología.
Armas.
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