Google+ Raúl Acosta: “Apoliyo” #AntesQueMeOlvide

jueves, 18 de mayo de 2017

“Apoliyo” #AntesQueMeOlvide


Publicado en el diario La Capital

Dime cómo duermes y te diré como será tu día. El que duerme solo es una cosa. Dormir con otro cuerpo cerca es diferente. Es muy, pero muy otra cosa. Hay mucha ciencia (divulgación, uno es un profano) indicando la diferencia entre dormir y soñar. No quieren decir lo mismo. Ya Calderón de la Barca hizo una propuesta psiquiátrica: la vida es sueño. Aún la citamos.

Dormir acurrucado, en posición fetal, es una historia que cualquiera imagina. Imaginar al otro durmiendo es posible si se trata de un  hijo, un  bebé en el otro cuarto. El amor permite dormir lejos pero unidos, pero ese es el amor y estamos hablando de sueños, del apoliyo. (Prenda de lana que en el verano guardamos y que se comen…las polillas. Nos descuidamos, nos dormimos. Já)

En las noches, en los hospitales, el resplandor de la luz afuera, en el pasillo, trae  sonidos y el sueño es liviano para los acompañantes y con suspiros para los pacientes. Se duerme, se vigila y se sueña. Siempre se sueña. No hay mañana si no se sueña y muchos siguen sosteniendo que quien no sueña atrasa, acongoja, ha muerto un poco. En la cárcel, debemos aclararlo, también hay una luz en el pasillo.

Hay mucha literatura, información de valor científico, sosteniendo las ondas en el cerebro y las distintas profundidades del sueño. Gardel y Lepera, mas sencillos, indicaban…”el músculo duerme, la ambición descansa…”. Un tipo, desde Viena, trepanó al mundo con el crimen de la vida: mencionó el Edipo y nos descompensó con el secreto de la noche: el sueño dice cosas..

En muchas de estas noches (me refiero a otoño y/o invierno y siempre frío y lluvia) uno ve el sueño que no es, que no se le desea a nadie, y el verbo dormir en retirada, como con culpa de vidrio roto.
  
No debería ser asi. No deberíamos pero aceptamos. Hay una aceptación que es criminal. Y… si. El tipo que duerme en la calle, con todo lo suyo allí donde no debería ni deberíamos. Allí.

Ni Freud ni Gardel, ni abrazo sincero  y amorcito, ni vigilia en el hospital,  ni cucharita tierna, ni paisaje en la ladera de la montaña ni cánticos previos en la fogata de las guitarreadas del verano. En el puro suelo y solo.

El Universo no tiene estrellas, las perdió todas y no deberíamos tener calma con el suceso. Home Less es un anglicismo demasiado simple. No lava las culpas, pero tampoco nos quita el sueño. No señor. Lástima de pesadilla sin remordimientos. Lástima,

Alfonsina le habló, a su nodriza, de cerrar los ojos. La Storni fue otra cosa. Macedonio Fernández aclaraba que no todo es vigilia la de los ojos abiertos. La poesía tiene razón. Y a la noche, bajo un portal, siempre, siempre hace frío. No hay excusas. No las hubo. No las habrá.

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