Google+ Raúl Acosta: Sagrado #AntesQueMeOlvide

sábado, 20 de mayo de 2017

Sagrado #AntesQueMeOlvide


Publicado en diario La Capital

Es algo tan usual que no lo advertimos. Las paredes amanecen y/o atardecen con pintadas. Algunas sorprenden. Antes solo en los sitios menos públicos y mas contradictorios (baños públicos) se leían pintadas con frases atrevidas, muy atrevidas, excesivamente atrevidas. 
Para seguir con la contradicción. En los baños públicos, donde se concurre privadamente a cuestiones indelegables e impostergables, cada uno ha leído (algunos y algunas han escrito) frases muy particulares y dibujos alusivos muy rupestres y poco elegantes. La elegancia, como parte del criterio estético, lo determinan quienes dominan, las clases dominantes imponen la moda, pero eso es un lío bárbaro de filosofía, sociología y otras yerbas. El baño público y sus leyendas son otra cosa. 
Desde que recuerde (y llevo años recordando) una frase versificada me acompaña: …” en este lugarsagrado /donde acude tanta gente…”  la cuarteta se completa con las burdas referencias a la fuerza, la cobardía y su contra parte: la valentía. Hace referencia a la unificación gestual ante un momento que es común a  todas las razas y casi todas las especies. 
Encontrar el tiempo, en un baño público, para textos que se relacionan con fechas, encuentros, excesos, sugerencias, invitaciones absolutamente privadas e incomprobables es una forma de dejar un mensaje a la posteridad. El que se quiere y puede. 
Todo acto, mas allá de la masticación, el sueño y la evacuación, es comunicación. Todo hecho artístico es un intento de extensión, de alta comunicación, de pretensión de inmortalidad. Primero respiramos, después queremos trascender.
Les llaman grafitis, son pintadas en las calles de diversas cuestiones. Algunas excesivas, todas necesarias. Si no fuesen necesarias sus autores pasarían de largo. Es necesidad de expresión. Ya no alcanza con los baños y hemos superado, por mucho, el “vote a pirulo” y “retonto el que lee” (oiga, ya se que se usa otro vocablo, ya lo se) En las sierras arruinábamos piedras:”… aquí estuvo Pepe”.
Todos somos herederos de la primera tribu. Dejo la mano pintada en las cuevas de Altamira y alguien sabrá que existimos y así éramos. Dejo una frase usual, menor, fatigada de yerros y vulgaridades y también dejo mi testimonio. Así somos. El baño público no es otra cosa que una escribanía que da fe de cuanto somos capaces, en la absoluta intimidad, en un sitio que sabemos que visitarán después que nos vayamos y donde queremos dejar el testimonio existencial ¿no se advierte que el insulto es un mensaje? Claro, no es el mejor pero esto es cierto: es el verdadero. No hay otra obligación que el impulso. El impulso sagrado.

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