En este domingo de mayo oferto un
cambio. Por una vez la locura cotidiana avanzando raudamente. Sin desmayo. Por
una vez el olvido, el desapego a la camisa, el pantalón y el protocolo del saco
y la corbata. Por una vez probemos abandonar formalidades. Esto es lo que
oferto. Sepan disculpar la locura del visitante. Aguanten lo que se llama
“disruptivo”.
Nunca seré (Bandoneón)
Nunca seré un bandoneón,
estoy desechando ese destino.
Imposible cumplimiento, mentira
testamentaria.
Los pulmones respiran
de un modo así, desafinado. No
alcanza.
Suben y bajan pero
no sale el sonido
de las latas silbadas.
El pulmón de tela acartonada
tiene trato con el diablo de las
ojeras
Y el angelito de los amaneceres
en los patios.
Los ángulos con birolas
El costado lustroso
Las pequeñas lengüetas
por donde silba el alma mía
y el alma de tantos.
El pasado vive como un viento
en esas latitas que se agitan
que respiran porvenir hacia el
pasado.
Nunca supe el total de las teclas
ni los bajos ni que tono ni nada.
El mio es un amor desafinado.
Ignorante. Reprochable.
Los sentimientos nunca saben
nada de álgebra
Tampoco sé cuantos los martillos
del piano o las teclas del
marfil simulado.
Nunca seré un bandoneón
ni veo como compensarlo
Tengo algo dentro que se mueve.
Los pulmones largan jugos
espasmódicos.
Tiendo a cantar por cualquier cosa
si me tocan igual
igual que ese organito minusválido
que si lo mueven resopla. Mete llanto
Claro que resopla
Se convierte en huracán
en griterío y mas. Basta escuchar
Nunca seré, ya nunca seré
Pero no lo se. Pero si acaso
alguna vez.
Tal vez. No se.
Vivo buscando magias pero magias,
magias de las que estaban en los
libros infantiles
miriñaques, alquimias
suspiros filosofales
y así no se, tal vez, acaso
pueda encontrar eso, el
talismán,
la frotadora alcuza bronceada y
el mago que me diga bueno,
negro, ahora sos un bandoneón
y tendrán que tocarte. Ja. Mirá si
pasa…
Se que ustedes se sonríen.
Haría lo mismo. No puedo.
Mi tragedia es universal y suburbana.
Feo asunto ser un bandoneón
imaginado,
irreal en todo. Las ganas. Irreal en
todo
menos en las ganas.
Las ganas van a mas.
Quieren el tute y el capote con el
cuatro de copas
Quieren fuellearse, volverse
bailarinas
Básicamente en el tamaño,
en la medida que cuadre
a las manos del artista.
Nunca seré un bandoneón
ni veo como compensarlo
Un bandoneón es un alma apretada
que llora cada tanto y
cuenta cosas
que se sube y se baja y vive
del encanto, que escamotea al
silencio
y grita y llora sin temor, sin
prejuicios.
No hay que dirán del bandoneón
Que es inocente así demuestren lo
contrario
Un bandoneón es muchas cosas
que no pueden los hombres simular,
escamotear,
olvidar en desvanes en desuso
y zaguanes que no están.
De allí las ganas de ser un
bandoneón,
al menos intentarlo.
El bandoneón posee recursos
limitados.
Hay notas que no llegan,
canciones que se escapan.
Melodías que son como tragedias
Que no tienen arreglo para bandoneón.
La vida es eso.
El bandoneón reduce todo a sus
soplidos.
Eso es milagroso.
No tiene todo el vocabulario
convence con lo suyo.
Eso es lo bueno.
Un bandoneón es siempre buena
palabra,
no tiene malos tratos. No hay
denuncias
contra el bandoneón por violación
bajo palabra
La música es un idioma universal
cada nota es igual donde se escuche
Mismo que si el esperanto hubiese
triunfado.
Cuando llora el bandoneón todos
entienden ésa lágrima.
Esa es la envidia que me pasma.
Ya nunca seré un bandoneón pero no
se. No se.
Vamos a ver como es esto
de saber que no llegamos
e igual meterle “padelante”
Nunca seré un bandoneón
ni veo como compensarlo,
porque no llego con el aire en los
pulmones
a llorar y llorar por la percanta,
y tener respiración para otro canto,
otra mujer, nuevos abrazos
El bandoneón
es una iglesia caminando
Así nació y sigue igual
No sabe nada de la palabra basta
Se bancó un tango de flauta,
violín
y firuletes en la vereda
Bancó el prostíbulo,
la calle del baile inusitado
Bancó dos machos de “lengue”
un tango que bailaban sin mujeres;
adentro las muchachas, una madama
Permanganato y palangana
El bandoneón es desarraigo
No están sus raíces
No están en una calle
Un panteón militar
un monumento a la llegada
Yo soy esa mirada de dueño que le
falta.
Insultaré a quien
piense lo contrario.
Soy sin patrón un bandoneón
Soy esa ausencia del conquistador del
arrabal
De la tristeza larga
Parece tonto exigirle al bandoneón
Que cante alegre
Si toda su vida es la nostalgia
No soy la patria Garibaldi
No soy la patria Sancho Panza.
Che, quiero ser bandoneón y chau
El infante de la patria
con días de gloria que arribaron
No soy Colon y carabelas
Soy la sentina, tercera bodega
Ene/ene en aduana y ratas por
tirantes
Soy la mugre del desván
La yerba usada soy y sé que pasa
cuando se apagan las luces del
cantante ,
la noche se humedece y no hay cobijas
Yo soy el texto que le falta, que no
puede cantar
Soy el que se duerme mientras el
bandoneón descansa
Soy lo que no seré y no me importa
nada.
Soy lo que ya nunca.
Soy bandoneón. Soy un milagro.
Pude disfrutar de este texto,entreverado con un soberbio ejecutante de bandoneon y la impagable voz de Gaby Estrada en "La Casa del Tango"...
ResponderBorrarGracias,bigote,por este material tan sentido...Y por haber permitido con su ofrenda la creacion de tan bello espectaculo como el visto anoche.
Un abrazo.