Google+ Raúl Acosta: Amistad #AntesQueMeOlvide

martes, 8 de agosto de 2017

Amistad #AntesQueMeOlvide


Publicado en diario La Capital

En una canción que cantan Jairo y Víctor Heredia el verso dice:” éramos tiernamente amigos” y remata:” a los tres un niño no miente cariño”. Hay, ciertamente, un alto grado de inocencia en la amistad y ése es su valor. Entrar a la cueva sin importar los fantasmas y las prevenciones.

Bridge over troubled wáter”, como un puente sobre las turbulentas aguas yo me desplegaré dice la canción de Paul Simón y Art Garfunkel, una definición como la anterior: absoluta. Si estas mal yo estaré. Canción de amistad.

La de Alberto Cortés, como la de Serrat son denotativas, casi referenciales. Exponen una tesis mundana sobre la amistad que todos entendemos. Cuentan lo que nos pasa.
  
“Para saber como es la soledad, habrás de ver que a tu lado no está, 
que nunca a ti te dejará pensar en donde estaba el bien, en donde la maldad. 
 La soledad es un amigo que no está, es su palabra que ya nunca ha de llegar…” El bellísimo poema de Spineta explica lo que siente el autor: la soledad es un amigo que no está. No hay soledad, ni vacío si hay un amigo.
  
María Elena Walsh resuelve de modo impecable, como todo lo suyo, dos cuestiones. El amigo que se va y el crecimiento; porque algo es riguroso: aparecerá un nuevo amigo. Vivir es, si se quiere, buscar esos amigos como un puente sobre aguas turbulentas o quien cubra la soledad. La Walsh, en Zamba para Pepe dice: “Cuando un amigo se va nadie nos devolverá todo el corazón que le prestamos, tanta compartida soledad. Un amigo nuevo no es lo mismo, Pepe, nos quiere por la mitad…” También es perfecto. Un amigo se lleva la mitad del corazón.
  
De aquellos años, caminito de ida hacia la vida, uno recuerda lo drástico de la amistad infantil. No quiero verte nunca mas en la vida (juramento válido solo por esa tarde) y las peleas por “las bolitas”, “las figuritas” y si “espió, espió mientras contaba, hizo trampa a las escondidas”. Ja. Jugar a “las escondidas y “el último salva a todos”. Tal vez la mas generosa definición de la heroicidad. Como que es cierto que amigos de verdad son esos, los que jugaron con vos a las bolitas.
  
Los viajes, el “adultarse”, que es un neologismo de crecer, de ser adulto, es  cercano a otra cuestión: adulterarse. Junto con los viajes las obligaciones, los contactos, las referencias. Abandonar, como dice Sabina, afectos “como se abandonan los zapatos viejos” propone otra cuestión. El encuentro, el re encuentro. De allí surge otra definición que solo es connotativa, se explica por lo que cada uno le suma, por lo que propone hacia dentro. “Con los verdaderos amigos no es necesario iniciar la conversación, se sigue aquella que se mantiene desde siempre, la que estaba, la que nunca se olvidó”.

Si el asunto debe resolverse una amistad es algo sin olvidos que, por lo demás, no entra en la memoria sino que como los ojos o la respiración: nos pertenece, nos define.

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