Google+ Raúl Acosta: Varias cabezas, diferentes cuerpos

lunes, 15 de enero de 2018

Varias cabezas, diferentes cuerpos

Publicado en el diario "El Litoral", el 15 de enero de 2018

Debo insistir. La provincia de Santa Fe, desde la gobernación gestionada por Hermes Binner en adelante, asiste a un  fenómeno que – ése es el destaque -  está perdiendo tal característica. La fenomenología es la ciencia que debería explicarlo, pero no tenemos fenomenólogos a mano. Una cabeza de un pequeño cuerpo (socialista) que dirigía una provincia inmensa, con mayoría de radicales y otros cuerpos, que adherían por simpatía. Dirigencia central mínima  y ejecución descentralizada. A veces falla.

Al dejar de ser una rareza política las cuestiones se vuelven mas terrenales y se miran de un modo menos reverente o, si se quiere, mas normal. Está sucediendo eso. Este gobernador, Miguel Lifschitz, es el que se enfrenta con el fin de aquel fenómeno. Es lúcido, es bueno, es progresista. Es terrenal. La magia de ser Anti K pero no tanto y racional, pero con enojos, no funciona con el actual gobierno nacional que hoy dirige Argentina. Aquellos que fundaron esta coalición de gobierno no están visibles o simplemente no están. Y las condiciones nacionales, como las internacionales, no son las mismas.

El origen a la vista
El FPCyS (Frente Progresista Cívico y Social) fue un fenómeno “rosarigasino” que quitó protagonismo al peronismo, asumió como propia la derecha y centro derecha radical (Rosario idolatraba a Horacio Daniel Usandizaga, un radical que era y es clara, muy claramente un hombre de centro derecha, carismático y autoritario) y  le sumó una estudiantina de socialistas y radicales (estos si progresistas, jóvenes setentistas con sus variantes y un poquito mas de salsa picante y antiperonista) sumado a esperpentos como Martínez Raymonda (PDP) y René Ballestra (PSD), rezagos de una tradición excesivamente derechista y pro militar que daba el aliento basal al frente antiperonista, “antimenemista”, que de eso se trataba, originalmente, la composición del FPCyS.


Héctor Cavallero le ganó a Alberto Joaquín, aquel ministro de Víctor Reviglio y un fenomenal intrigante de las internas peronistas y, al igual que Usandizaga, un hombre de las internas de Rosario Central.  El eje de ése cerebro antiperonista, antimenemista, fue Hermes Binner. Es él un concejal con muchísimos votos y un  intendente que ejecuta su idea de una ciudad. Victimizarse era posible. Creíble. Sucedía.  Es él quien triunfa en una Santa Fe desguarnecida (Sin Ley de Lemas) y es quien, con un miniequipo socialista, donde concilia lo suyo con mas 600 mil alientos provinciales, llega a Santa Fe sin idea de la cuestión policial, ni judicial, ni demarcaciones federales e interprovinciales. Está solo. Llega con lo que es. Un lúcido ejecutor de políticas públicas. Tiene en claro Salud, Trabajo y Cultura. Salud es lo suyo, siempre lo fue, Cultura la derivó en una mujer que es, en si, un proyecto que nunca se escribirá, simplemente se ejecutará. Binner es Salud como María de los Ángeles González (“la Chiqui”) es Cultura. Una economía férrea en una provincia económicamente sana que se preocupan por sostener da la espalda para que Binner sea el primer gobernador socialista de la República Argentina. Y lo dicho: sostenga planes, proyectos. Ideas. Los desaguisados en la Justicia (desde su ministro Superti en adelante) y los yerros en el sistema delictual /policial al que no descuartiza ni ataca, sino que ignora, suman en la balanza de los mas y los menos. Una rareza: es el socialismo quien pone en funciones un Ministerio de Trabajo que el peronismo no tenía.

El progresismo mentiroso de los K
No hay radical que frene ni peronista que los K permitan crecer, ya demasiados preocupados en matar políticamente al “Lole” y seducir a los socialistas  para sumarlos al “progresismo” a la violeta con el que arruinaron el ala izquierda del proyecto de país bipartidista. Los socialistas deberían rever de qué modo se comportaron con los K ayer para que se entienda de qué modo se comportan con los K ahora. Mas claro, hoy no saben qué hacer con Luis Contigiani, el candidato que designaron a dedo y el único diputado nacional que supieron conseguir en el 2017, porque es este quien está desnudo, no sabe qué hacer con un discurso que es del Siglo XX y todos, aún  los que no pueden, desean acomodarse en el Siglo XXI. No es Contigiani, es el enfoque: ¿aceptamos el siglo XXI si o no?

El ayer virtuoso
Hermes Binner es hoy la última estampita de afecto que tiene el socialismo con toda la sociedad. Trasciende la provincia. Ya no es el político del porvenir. Allí debe mirarse esta historia de las cabezas y los cuerpos sociales. Todos lo abrazan, todos lo quieren, lo mencionan, lo invitan, lo reverencian y lo llevan de vuelta a su casa.

Una provincia que no tuvo un doctor en leyes como gobernador hace muchísimo tiempo (Ni don Carlos Silvestre Begnis lo fue). Una provincia donde los dirigentes socialistas que pueden mencionarse son, en orden de grado de conocimiento, Hermes Binner, Antonio Bonfatti, Miguel Lifschitz, Rubén Giustiniani, Mónica Fein, Alicia Ciciliani, Juan Carlos Zabalza, Raúl Lamberto, Rubén Galassi, Daniel Di Pollina, Enrique Estévez Boero (h) y algún otro mas que la velocidad de la crónica olvida. En los mencionados pueden reconocerse claramente tres líneas internas y cuatro sub líneas. Hay un componente contínuo: la pelea. Demasiadas cabezas. Acendrada misoginia. Inútil porfía. Era una cabeza que se hacía obedecer por un radicalismo sin cabezas importantes y un gorilismo que necesitaba ocultarse. Todo sumaba. Eso: sumaba. Hoy hay otro país, otra provincia, otra ciudad rosarigasina. Deberían advertirlo.

El incierto porvenir
Hoy Cambiemos usa parte de ésa fórmula. Una cabeza que es la que domina varios cuerpos diferentes. El radicalismo, en el país, repite conducta provincial. Ahora no es Binner, es Macri. La receta fue / es similar. Hombres que la sociedad acepta. Eso es Hermes. Eso es Mauricio.

Los nombres por sobre los partidos. Siempre frentes. Jatón y Roy López Molina son los dos resultados visibles de tanta falta de ejecutividad política. En ciudad de Santa Fe no hay líder socialista y el simpático colega (Jatón) puede pasearse de la sala al comedor  con sus votos porque nunca estuvo en un ejecutivo. En Rosario el joven Roy López Molina (hombre del PRO Cambiemos) tiene la misma medalla. Puede pasearse sobre una ciudad donde humean los restos del frente y nadie puede levantar una bandera no ya independentista, sino que seduzca a radicales y a los propios soldados. López Molina y Jatón disfrutan de lo mismo que mencionamos. Binner. Macri. Se necesita eso: un nombre que deja tranquilas las almas “citadinas”.

Se han multiplicado las cabezas políticas. El socialismo. El radicalismo. El peronismo. Todos hablan de “frentes”. Aún la izquierda tiene su “frentecito”. Y todos entienden que es una cabeza que seduzca a un cuerpo informe e intranquilo. El 2019 hace rato que comenzó. El descuartizamiento está inscripto en la fórmula del porvenir.

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