Google+ Raúl Acosta: A los "ni-ni" un plan integral

martes, 28 de enero de 2014

A los "ni-ni" un plan integral

Entrevista a Elida Rasino, Diputada Nacional, para La Vereda de Enfrente.

- La otra vez le escuché una frase tan atinada que me daba ganas de robársela. Usted refería a que no son 600 pesos para la juventud lo que solucionaría un problema, sino que es una cuestión de cómo planificar la vida, cómo armar un sistema de educación, un sistema de integración y un sistema laboral. Y allí se verá si el asunto va por los 600 pesos o no.

Evidentemente nosotros estamos, como todo el mundo, congratulados a que se mire un poco la situación de los jóvenes de esta edad, que están en un estado de ni-ni, ni estudian ni trabajan. Nadie puede estar en contra de que se elabore un plan dirigido a los jóvenes, lo que sí tenemos que ver es que a esta altura esos planes, que tiene una inversión importante, deben tener el resultado que todos necesitamos. Y para eso tienen que conocer la realidad de verdad, y la realidad de los jóvenes de hoy, como la realidad del país en su conjunto, es una realidad muy compleja que no tiene que ver solamente con una asignación dineraria, tiene que ver con un contexto violento en el que muchas veces lo jóvenes tienen que desarrollarse, tiene que ver con falta de vínculos y de adultos contenedores, orientadores, con la posibilidad de tener alguna esperanza de movilidad social. Hay una cantidad de situaciones que hacen que este tipo de políticas focalizadas sean manifiestamente, digamos, ineficientes o insuficientes. No podemos decir que están mal, decimos que es insuficiente.

- Hay una serie de deudas de las administraciones públicas para con las sociedad que vienen del siglo XX. Básicamente por allí están al justicia social, también está la desaparición, en la práctica, de la ley 1420, de los planes en serio de alfabetismo y la integración de sociedad a través de la educación. Todo eso es deuda del siglo XX para el siglo XXI porque vamos para peor. Pero se le agrega la narcocriminalidad, la aceptación del narco como un elemento de la sociedad y la corrupción estructural como uno de los temas. Esto baja también a la educación: el maestro para el niño es el ejemplo, y si usted está dando ese ejemplo societario eso también baja. Sobre eso, ¿cómo advierte usted que puede incidir esto de darle un dinerillo si vuelven?

En realidad ya hemos visto que no ha funcionado efectivamente con la asignación universal. Los chicos se desvinculan de la escuela por muchos motivos, de tipo cultural, cultural de la propia escuela que no está organizada ni diseñada para recibir a cualquier joven –nuestro secundario está destinado desde su creación a una clase media que aspiraba a ser profesional-, entonces el perfil del docente, el perfil de la organización escolar no contempla las nuevas culturas juveniles. Entonces es muy difícil que el chico pueda volver a insertarse. Lo cual no quiere decir que tengamos que desistir de intentarlo. Pero ese intento requiere abordar la cosa desde una complejidad, no es solo un problema de dinero. Casi le diría que es el menor el problema del dinero. El problema mayor es quién está alrededor de ese joven o ese niño para que efectivamente sienta que su esfuerzo vale, y esto tiene que ver con una familia, un adulto o alguien que se refleja en él con la esperanza de verlo crecer; tiene que ver también con el lenguaje de la escuela, la escuela tiene un formato del siglo XIX, estamos en el siglo XXI, los chicos tienen otros lenguajes, tienen otros códigos, otras formas de construir y crear que la escuela lamentablemente en su mayoría no ha adoptado, y eso hace que la adherencia a la escolaridad sea muy frágil.

Nos ha tocado en el período que estuvimos en el ministerio plantearnos y tratar de avanzar, creo que en algunos aspectos lo hemos hecho, en esto de un nuevo paradigma para la educación, porque si bien la ley 1420 y la educación de la que hicimos gala durante mucho tiempo en este país fue muy exitosa hasta determinado momento es un paradigma para hombres y mujeres de ese momento, y lo que ha cambiado ahora no es sólo que las generaciones tienen otras expectativas sino que además la forma de enseñar y la forma de aprender para este milenio ya es otra, la forma de comunicar ya es otra.

- No la oigo pesimista respecto a la educación argentina y yo lo soy.

Depende, como todas las cosas, de dónde se mira. A mí me parece que hay una oportunidad muy importante y además inevitable, no sólo con la educación argentina sino con la educación en el mundo, que es justamente explorar estas formas de educar, de las cuales hay ejemplos en la historia de la pedagogía han sido todos ejemplos puntuales, particulares. Esto tiene que poder hacerse a escala y seguramente a escala real, es decir, en todas las escuelas tiene que poder haber una forma de educar. El tema es cómo nosotros vamos paulatinamente en un proceso de transformación del modo de hacer educación. Y eso no se hace de un día para el otro. Lamentablemente, la violencia, la propia cultural del delito, la cuestión del consumo en términos de contrarrestar al esfuerzo y la perseverancia, son característica de la cultura de hoy que nos hacen pretender que las cosas cambien inmediatamente, y no hay una fórmula para que la escuela cambie de un día para otro. No la hay porque ni siquiera es una cuestión técnica, está atravesada por procesos culturales, humanos, políticos. Somos optimistas en tanto y en cuanto podamos desarrollar un modelo de país que tenga otro perfil, otras expectativas que generen esperanzas y abran las puertas a la creatividad. Nosotros en Santa Fe sumaos alrededor de mil docentes que son santafesinos y que en sus lugares de trabajo habían demostrado tener una capacidad de creación y una formación diferente, y los sumamos a transformar el sistema educativo santafesino como capacitadores, como promotores de nuevas formas; no trajimos expertos de afuera, no nos centralizamos en el cambio curricular, nos focalizamos en rescatar la creatividad de nuestro propio sistema educativo y ponerle valor. Eso es una forma de decir también. Argentina tiene grandes capacidades de trasformación y de re-crearse, pero tiene que haber un espacio, tiene que haber instituciones sólidas y tiene que haber oxígeno para que las instituciones funcionen fluidamente, para que la instituciones garanticen el marco adecuado y para que los argentinos nos animemos a demostrar todo lo que sabemos.

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