La pregunta es esa, Tati. ¿Qué recordás de aquellos momentos?
Y, todo, porque esos hechos son como... Todos saben dónde estaban cuando llegó el hombre a la luna. Hay cosas que no se olvidan en la vida, y todos los demás días no sabés. Faltaban muy pocos meses para que fuéramos a una elección y renovar constitucionalmente... Y jugábamos a eso, a que saliera, continuaba el gobierno, se pudiera sostener, y llegásemos a eso, a una salida democrática con un nuevo gobierno elegido por el pueblo. Pero después de la reunión famosa del brindis con los jefes militares con Videla, Agosti y Massera en la entrega de sables del día del ejército, creo, o algún día militar importante, ahí quedó la sensación de que había un golpe. Y nos levantamos insultando por todo lo que se perdía y todo lo que se venía sin imaginar la gravedad del proceso que venía. Había compañeros que estaban muy asustados, y el día 24 tuve que ir al Palace Hotel y cuando entré había gente -no me voy a olvidar nunca-, el desarrollismo brindando por el golpe, viejos amigos, conocidos que me saludaron y todo pero... Tenían alegría de que se había terminado eso, era muy doloroso, y abajo en los billares había tres compañeros gremiales que a dos los tuve que sacar con el auto y correr y llevarlos hasta la entrada casi de Carcarañá. Pero igual no pensábamos la gravedad con que terminó y el abuso que terminó y el tiempo que duró. Tampoco nos metamos en eso. Ahora, vivimos una época muy especial que es difícil de explicarla hoy.
No, pero era necesario este testimonio, Tati, porque todos aquellos que teníamos alguna vida activa debemos recordar y rememorar qué es lo que pasó porque muchos, inclusive algunos de los que están en política, todavía no habían nacido en el 76'. Gracias Tati, te dejo un beso en la frente.
Gracias a vos, Bigote, y que nunca más pasen estas cosas.
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