Julio, ¿qué recordás de aquella fecha?
Estaba en Buenos Aires, el golpe era cantado, hacía días que estábamos sacando las cosas de la Cámara de Diputados; papeles, libros, lo que uno tenía... no había todavía despachos individuales, pero cosas que uno tenía en escritorios. Pero ya, digamos, nos despertamos... El día anterior llegué de Jujuy a Aeroparque, y Aeroparque rodeado de tropas, con lo cual ya estaba cantado el 23 que el golpe era el 24. Y ese día ya la pasamos mal porque a las dos o tres horas nos llamaron que habían encontrado muerto, asesinado, a un amigo de todos nosotros, un periodista, y bueno. A partir de eso empezó quiénes tenían que desaparecer y quiénes no. Fue un día muy aciago, muy duro, porque ninguno... Todos sabíamos que había un golpe, lo decía la tapa de La Razón, pero en el fondo nadie sabía que el golpe iba a ser lo sangriento que fue, y ese mismo día empezó la sangre. Y bueno, ese mismo día Nilda Garré y Juan Manuel Abal Medina que eran amigos, Juan tomó conciencia de que iban por él y se pudo refugiar en la embajada de México, pero tardamos dos o tres días en ocultar a uno y a otro. Fueron días muy difíciles.
Julio, mi corazón está contigo. Recordar estas cosas no es sencillo pero me parece que hace falta hacerlo.
No, además la idea de que esta violencia, algunos... estaban convencidos que el golpe le iba a permitir caminar hacia el triunfo, y después no. Era una discusión cotidiana.
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