Google+ Raúl Acosta: “Suburbanía” y género. Eso es todo

domingo, 5 de febrero de 2017

“Suburbanía” y género. Eso es todo

Publicado en diario "La Calle", de Concepción del Uruguay,  5 de Febrero de 2017

Aclaración. Cubrir la temporada marplatense significa mirar, con ojos de pueblerino, el mayor encuentro de turistas del país. También un reconocimiento que excede la estadística. Es el GBA (Gran Buenos Aires) el que ocupa mayoritariamente las plazas hoteleras, el sol y la arena. Y CBA, sin dudas. Después nosotros, mencionados en las crónicas capitalinas como “el interior”. Para los diarios porteños existe Buenos Aires, la provincia y “el interior”. Tres sujetos que dependen de su mirada.

Las dos notas que integran este texto fueron publicadas. No se corrigió nada de ellas solo que, al unirlas, dan otro cuerpo, otra mirada. Como todas, interesada y parcial, visceral. Propia.

“Peatonal”. Jueves 26 de enero. Junto al mar. Desde la Catedral y hacia el mar, suponemos que hacia el mar, comienza la “Peatonal San Martín”. La clásica construcción de embaldosados diferentes, en este caso los sectores de descanso con pisos de madera, bancos, maceteros.

Caminar por la calle peatonal en una noche de turismo y calor es una prueba de observación. Qué cosas se ven y qué cosas no aparecen, detrás de cuanto se advierte claramente.

Están en la calle peatonal los clásicos buscavidas. Los que pintan, los artesanos reales, los artesanos truchos, las mecheras y los descuidistas. Ladrones de todo el año, mas ladrones en la temporada.

Está, por sobre todos, la gente. Los que vienen por primera vez y observan asombrados. Los que pertenecen a la fauna estable. Los “volanteros” dispuestos a ganarse sus 200 pesos, los que salen con el maquillaje desde el teatro y corren hacia algún lado solo por ellos conocido. Los que tienen maquillaje para salir al deschave del verano y encontrarse con una vida diferente, que aquí sí que quieren que sea conocida. Vienen para eso. El anonimato da felicidad. Una nueva vida también.

La gente es la que define Peatonal San Martín. También lo que sucede en calle Rivadavia, la inmediata paralela. Juntas convierten el sitio en un fenómeno sociológico incomparable y merece un trato diferencial el momento especial. Entre 11,30 y 12,30 de la noche  en esa zona que, en la jerga, llaman “el corredor de Gaza”, también “la franja de Gaza” conviene detenerse.

Rivadavia no es peatonal, la convierten en peatonal. En ésa calle hay un país que no se encuentra asi, acumulado, en otra parte. Pregunta. ¿Está bueno que se encuentre? Respuesta. Si. Pero cuidado, algunos no quieren ver que somos eso que estalla en la noche en ése sitio. Una patria escondida. Argentina.

De dónde vienen las filas y filas de peatones que deambulan, se estacionan, se asombran, se detienen, se chocan sin disculpas ni amagues, de donde vienen los que, con sus actos, convierten a Rivadavia en una calle con humaredas, olores, sonidos diferenciales. Desde las entrañas del país. “Suburbanía”

Un eje está en los teatros. Teatro del Ángel, Victoria, Olimpia, Santa Fe, Shopping, La Campana, Corrientes. Hay mas, pero imaginemos que al paseo se le suman los que salen y los que quieren entrar a 15 espectáculos que confluyen sobre cada medianoche del estío. Y los que pasean en la noche como única salida. Todo el listado de ladrones y mendigos.

Se agregan los que quieren vender una ilusión a estos turistas. Los negocios abiertos hasta las 23 / 24. Y el conjuro de gente que atrae… mas gente.

Vienen de todas partes, de cualquier ciudad, de la calle mas escondida, del barrio menos nominado y aquí se tocan sin tocarse, se contaminan sin saberlo y se encuentran sin que se hayan buscado alguna vez.

Mucho sociólogo de panel televisivo debería pasearse un sábado a la noche, un viernes, un día debería pasearse y dejar que la madrugada lo encuentre caminando por Rivadavia, la calle que muestra los intestinos argentinos. No son los desvalidos del “Plan Trabajar” ni los desclasados del último pasillo de la 1-11-14 o si, pero no solamente esos. Son parte de una ciudad que soporta 600/800 mil turistas por quincena y de eso vive. Una parte. De estos turistas y su ilusión de tocar a los artistas, de sacarse una foto, al menos una foto junto al cartel donde un cartón reproduce a un famoso.
   
Si sacarse una foto contra la marquesina de un teatro donde una rubia sonríe, la misma rubia de algún programa de televisión, no es una definición del país donde vivimos bueno, la definición donde está.

Cuando leo declaraciones y declaraciones sobre el olvido o el desprecio por una fecha como 24 de marzo o 2 de abril  me pregunto que sentido tiene ése enojo mediático con este país que vive esta noche calurosa de enero. Y me pregunto mas, hasta llegar al afiebrado anhelo. Ojalá CFK hubiese venido a pasear por aquí alguna de estas nochecitas. Ojalá. Pudo. No quiso. Pido lo mismo para Mauricio. Son tan iguales, tan “deeneú”. Conmueven, por su semejanza, en este río de la medianoche que ellos desprecian visceralmente. El paseo de Argentina. Paseo y olvido.

Género. Lunes 30 de enero- Junto al mar. Las obras de verano, en general, se inclinan por no pelear la tendencia del público posible. El público del verano es tipificado por los empresarios teatrales. Tal vez los dichos de Lino Patalano, en estas mismas columnas, sean válidos al ciento: no hay fórmula para el éxito y este aparece cuando lo que uno produce se corresponde con lo que el público quiere ver en determinados días de determinados años para determinada gente, que nunca se sabe cuanta será. Esa coincidencia, sostiene Patalano, tiene mucho de casualidad.
  
Su confesión es otro modo de aceptar que el éxito no tiene una fórmula permanente, pero acaso sea posible encontrar una tendencia si uno se guía por cartelera y boletería. El resultado es  la suma de oscuridades, casualidades. En el lugar y el momento justo.

El éxito de la temporada, con manifestaciones, alaridos, aplausos, “selfies” y toqueteos es de Nico Vázquez con una receta internacional que supieron adaptar. Una comedia de enreditos de sexo explícitamente mencionado, en realidad es  eje, donde la música “hit” o “jitera”, que se adapta al sitio donde se presenta la obra (no es la misma aquí que en España, por eso no es comedia musical) asegura una identificación  inmediata. Un actor con entendimiento total en la platea y una serie de canciones que ya se entendían con  el oído de quien vino a verlos… y a escuchar.  La calificación de comedia musical es un exceso de membrete. El éxito un misterio develado. Es el éxito: halar de sexo sin miedos.

El total de las obras que les siguen en aplausos se encuentran solo en un punto. La comedia de “Nico” tiene texto, las que siguen… también. Casa Valentina tiene texto. Ya fue comentada en estas columnas. “Mi mujer se llama Mauricio” no tiene comentario, pero tiene público y es una obra adaptada; hay un texto anterior que Adriana Salgueiro intenta pero no logra destruir y algunos de los actores logran decir y que se oiga. No todos. Es una buena idea teatral.

Confieso el error. Hay otro punto en común en  las dos obras mencionadas. La cuestión de género. En ambas  la vestimenta femenina es indispensable.

Esta cuestión, la del género, permite. que Lizzy Tagliani sea el fenómeno real del verano. Son 700 personas por función las que se ríen cuando aparece y se planta, en un escenario inmenso y vacío, a contar problemas de infancia, incomprensión, discriminación, en una palabra: de género La Tagliani viene a cobrar en positivo la lucha de muchísimas personas que ahora, a su través, están reivindicadas.

Lizzy y un público que la quiere sin explicación alguna (tal y como es el cariño) conforman un punto altísimo de un tema que se ha dado: el definitivo reconocimiento al amor tal como se siente y listo. Hay una obra de teatro titulada  ”Un trágico a pesar suyo” (Chéjov). Lizzy es el reverso: Un éxito a pesar suyo. Bienvenida sea la gracia. No hace nada, claramente, que justifique el fervoroso aplauso. Es solo cariño. Durará lo que dura el cariño.

Los integrantes de Zapping, el  grupo que acompaña y reivindica a “La Tota Santillán”, dándole cobertura teatral a sus 120 kilos  en el escenario, no pueden minimizarse. Son valiosos. Ellos bromean mucho con el género en “Revistota”. Lo reivindican.

Con otro nivel el grupo de  transformistas, travestis y transexuales que realizan 4 espectáculos diferentes en un solo sitio (Re Fa Si) no son, al cabo, otra cosa que la manifestación local (tienen mucha relación con la ciudad) del fenómeno verdadero del verano, el inocultable, el que  tiene raíces profundas en la sociedad. La cuestión de género y la lucha por la igualdad de oportunidades, por prepotencia de trabajo, en este caso trabajo artístico, dan la clave de la temporada.

Flowers y “Sola no eres nadie”, el texto de Natalia Villamil que se presenta en el Salón Auditórium suman, en clave de Cabaret con Pachano y de unipersonal de un homosexual de pueblo chico (tremendo) son dos llaves que alimentan el tiempo del descubrimiento de la igualdad… y los problemas que conlleva, claro. Alcanzar el equilibrio fue/ es difícil.  La tarea permanente para sostenerlo mucho mas.

Si se debe definir el éxito del verano está muy claro por taquilla, como por temática, que la imposición de la realidad avasalla a la crítica: la cuestión de género.


La gente innominada que asombra por su existencia y su modo. La cuestión de género como el eje argumental. Eso es este verano. Nada es posible sin el aplauso. Lo tienen. Es una certificación ante el único escribano inapelable. Nosotros.

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