Google+ Raúl Acosta: Los Palmeras, lo popular y el populismo

lunes, 19 de marzo de 2018

Los Palmeras, lo popular y el populismo

Publicado en el diario "El Litoral", el 19 de marzo 2018

Cuando en el espectáculo televisado del show callejero (en la Diagonal, con el Obelisco detrás) que protagonizaron Los Palmeras (conjunto de cumbia santafesina) el integrante que toca el acordeón dijo, palabra más, palabra menos, que “no eran unos negros que hacían bochinche sino que hacían música”, atravesó, al modo que gustan los sociólogos decir, con un corte vertical las diferentes capas sociales. Lo hizo en el cierre, fue el discurso por tantos y tantos años de trabajo y, acaso, de desprecios silenciosos de muchos. Ellos siempre devolvieron con su música.
Si la mezquindad rosarigasina no hubiese estado en su más alta potencia, el show que hicieron en bulevar 27 de Febrero y Oroño, tal vez con más gente que en CABA, hubiese mostrado lo mismo: las diferentes capas sociales riendo, bailando, acompañando (siguen los gerundios) a una de las propuestas más “naive” de la música popular. No se televisó, más allá de las versiones oficiales, por el pago que exigían quienes debían televisarlo. Lo popular, el populismo como enfermedad y el dinero como adicción, suelen ser una combinación letal para la inocencia. El populismo paga, reparte dinero porque es intrínsecamente corrupto.
Políticamente es una “señal” que Rodríguez Larreta de Mauricio Macri acepte cortar Diagonal y que se monte ese espectáculo en la “nochecita” de un domingo en el ombligo porteño.
Sin fecha pero con memoria
Una vez Félix Grande (escritor, poeta e historiador de las cuestiones populares de España) me decía que no hay una fecha de invención del flamenco, ni siquiera de la gitanería pero que allá, por la mitad del siglo XIX se empezaron a escuchar y que no hay fecha, sino memoria... Se escuchaba flamenco. Y siempre fue popular, agregaba... Aunque a muchos no les guste.
El enfoque cabe perfectamente. Siempre fue popular, alguna vez alguien empezó y como corresponde, esto sigue. La canción, las manifestaciones del pueblo, sus canciones, sus sonidos, sus personajes son “cantos rodados” que se van puliendo y algunos guijarros se hacen sonoras piedras y otros terminan en mínimo pedregullo que el camino contiene.
He visto fiestas enteras con agasajados y discurseadores que terminan sus asuntos cuando empieza esta música y casamientos con padrinos, la novia, el novio y todos los invitados olvidados de la torta y sueltos en la pista. Las manifestaciones populares sueltan el niño que tenemos dentro y el niño también es “naive”.
Frente a las agresiones de algunos textos y el disparate de otros conjuntos musicales de diferentes ritmos, el juego de una sola idea por poema, con frases cortas y directas y poca metáfora escondida, más bien explícita y elemental, pone al repertorio de Los Palmeras en el entendimiento rápido y la conciencia en paz, no hay insultos.
“Todos salimos en Do Mayor”, la frase en un ensayo del anterior espectáculo con Jorge Fandermole y otros, ponía la cuestión de partituras y enfoques de la música en un punto de entendimiento y convendría repetirlo. Matemáticay música son idiomas universales con más o menos analfabetos, pero es único el idioma y el “Fa sostenido” es el “Fa sostenido” en buena parte de los escenarios y en casi todos los instrumentos.
Todos juntos ahora
Uno de los dos coros oficiales de la provincia y una de las dos orquestas legalmente oficiales de esta locura de dos sitios (oficiales) que ya no tiene arreglos fáciles política, administrativa, psiquiátrica y socialmente hablando, fue magnífica. Niñas que ya son solistas en otras vertientes del canto popular (Nilda Godoy canta tangos... muy bien); una niña que era la simpática solista de flauta traversa -la que se presenta y concursa en estos días a una súper maestría-, concurre a una suma de señales; como la violinista que bailaba con su instrumento; o el de los timbales, a punto se subirse a una tribuna con entusiasmo. Hasta la conocida y reprochable inercia del canal del Estado santafesino, encargado de la filmación. Todos demostaron que existe y que puede. Todos juntos ahora, sería la forma de expresarlo. Todos juntos ahora... con Los Palmeras.
Lo popular tiene eso, atraviesa, perfora, ignora prejuicios y preconceptos. Se instala. Lo popular no siempre es amigo del populismo, claro que a veces, y por descuido, es vehículo, pero las canciones y los actos populares no tienen dueño, en todo caso quienes entienden que propiciarlos es ayudar a cerrar heridas y facilitar reencuentros de la sociedad siempre serán bien recibidos. Es una buena tarea. Innominada. Poco personalizada. Una de las diferencias de lo popular y el populismo es la ausencia del liderazgo a ultranza y la exaltación fanática. Siempre un “diosito” milagroso. Todo populismo es una exageración intensa, una manipulación interesada. La música, que es una necesidad personal y social, ha sido, es y será uno de los vehículos para esta malversación del alma.
Los Palmeras son un fenómeno popular. Cuando me crié, los bailes populares eran con las orquestas de Ricardo Klein y Orlando Sorbellini, la orquesta de Raymundo Grasso y en Colón, allá sobre “La boca del tigre”, Alberto Castillo y sus mulatas candomberas. Un día de gloria cuando venía Pugliese a la cancha de Unión (adelante, en el escenario sobre la vieja cancha de básquet). Ya estaban los coros “serios” y las sinfónicas de moñito y partituras. Ya estaba Mozart.
En el mundo se producen estas fenomenales simbiosis musicales. Aquí no se animaban a imitarlas. Bienvenidas sean. Suerte que, sin prejuicios, uno de los músicos serios quiso hacer “los arreglos musicales”. No hubo demagogias. Más eficaz, para que se entienda, no cantaron coritos a favor de nadie y que la foto del material interactivo sea con la imagen del Puente Colgante y la Setúbal da un modo. Las raíces Los Palmeras no las perdieron. Cuando me preguntan qué es ser popular contesto siempre parecido: no perder las raíces ni creerse “el dotorrr”. No sigo el concepto, pero sé que por ese camino, cuando todos exageran, aparece el maldito populismo. El populista siempre se cree que es el “dotorrr” que va a salvar al pueblo.

1 comentario :

  1. Muy buen artículo. Felicitaciones Bigote... Nuestra provincia de Santa Fe, eje de la Pampa Gringa, es el faro con el que deben orientarse el resto de las provincias para hacer un país próspero para todos.

    ResponderBorrar